GASTRONOMÍA

La endrina.

La Endrina, o Arañón, como se le conoce en algunas zonas de Navarra, Aragón y Euzkadi, tiene su origen en el continente asiático desde donde pasó a Europa para ser utilizada desde tiempos remotos para la elaboración de uno de los licores más conocidos y consumidos en España: el popular pacharán.

La endrina es un diminuto fruto con una diminuta semilla que sirve para elaborar mermeladas o jaleas pero poco más, por lo que la endrina no es muy valorada ni usada en la cocina. La endrina se cría en un árbol espinoso, y se caracteriza por un agrio sabor y un bajo aporte de hidratos de carbono; por contra su mayor virtud es el alto porcentaje de fibras que contiene.  Su negruzca vulva la hace similar a otras frutas que en la época griega se lasa conocía como «sangre de titanes». El uso mayoritario d de la endrina es para la elaboración en Navarra de su famoso pacharán, y como fruta siempre pasó desapercibida por el consumidor.

Ya en la Edad Media el Nafarroako Patxarana gozaba de gran popularidad en estas tierras, aunque no obtendría su nombre actual hasta el siglo XIX. Hoy es una bebida popular, aunque en su día formó parte de importantes banquetes de la realeza; incluso Blanca de Navarra lo consumió por sus propiedades medicinales.

En la alimentación humana, este tipo de frutas constituyen una de las fuentes más importantes de antocianos, que les confieren su color característico y que están junto con ácidos orgánicos tales como el ácido oxálico o el ácido málico, responsables también de su sabor. La vitamina C tiene acción antioxidante, al igual que los antocianos y carotenoides. Dicha vitamina interviene en la formación de colágeno, huesos y dientes, glóbulos rojos y favorece la absorción del hierro de los alimentos y la resistencia a las infecciones. El potasio es necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso, para la actividad muscular normal e interviene en el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula.

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