GASTRONOMÍA

Tapear y comer, en los pueblos de Sevilla: Espartinas.

Bar Casa Pedro Av. Alcaldesa María Regla Jiménez Jiménez, 74.
Casa Ramiro.  Calle Manuel García Gómez, 4.
Taberna Las Tinajas.  Calle Juan XXIII, s/n.

. Mala   Aceptable   Buena   Muy Buena   Excelente

Nuestra ruta gastronómica por la provincia de Sevilla, nos lleva en esta ocasión, a Espartinas, situada en un pequeño promontorio del Aljarafe a tan sólo 13 kilómetros de la capital. La aparición histórica de Espartinas se produce bajo la dominación turdetana del Sur de la península. Existen noticias de poblaciones turdetanas citadas por Ptolomeo en su geografía, como el caso de Spoletinum (que algunos relacionan con Espartinas). Este asentamiento turdetano quedará destruido al producirse la dominación romana, dominación ésta que intensifica el cultivo de estas tierras, ricas en vides y olivos. Esto traería consigo la revitalización de los asentamientos dispersos existentes, dando lugar a las «villas» romanas. Así, de esta época son conocidas la villa de Lauretum (Loreto), nombre romano del laurel, donde se halla la «Torre Lauretana», que en la actualidad existe aunque muy modificada por las posteriores colonizaciones.

Bajo la dominación musulmana, Espartinas pertenecía al distrito de Hish-al-Farach, hoy San Juan de Aznalfarache, uno de los cuatro distritos en los que se hallaba dividido el Aljarafe en la época musulmana (los tres restantes eran: Aznalcázar, Aznalcóllar y Solúcar de Albaida).

Bodegas Patacabra fundada en 1908 es la única bodega que queda ya en Espartinas, que realiza todo el ciclo en la elaboración del vino.

Su propietario, Don Rafael Castaño tuvo la deferencia de explicarnos este proceso, desde el principio al final – desde el viñedo a su venta y comercialización – de enseñarnos su lagar presidido por una antigua prensa de usillo y su bodega compuesta de botas de roble americano y bocoyes de castaño, donde guarda su preciado liquido; el Mosto y su particular Patacabra (un «solerita» de elaboración propia).

Patacabra, como símbolo de dureza, de fuerza, de resistencia, como la pata de una cabra, de esta forma lo bautizaron sus ascendientes. En su envase nos dice que es un vino «que conserva lo natural: uvas, madera, silencio, manos artesanas y compartirlo con los amigos» Y ciertamente es así.

Es notorio cuando hablamos de Espartinas, referirnos a sus haciendas (El Vizir, Los Azahares, La Teja o el Cortijuelo), lugares de celebraciones y donde los comensales se prestan a pasar junto a la rica gastronomía de la localidad, un día de fiesta inolvidable. Junto a ellas, los bares, tascas, ventas, mesones y restaurantes donde es fácil encontrar las ricas especialidades de la localidad.

Platos tan exquisitos y originales como los garbanzos con langostinos, las alcachofas con gambas y piñones o el arroz con perdiz, los pimientos asados al carbón, el bacalao «a la Tinaja», la caldereta de ternera, el menudo y todo tipo de comidas caseras que se puedan encontrar con facilidad, por ejemplo, en la Bodega Casa Pedro. No faltan tampoco, en un municipio tan puramente sevillano como éste, las más típicas tapas (los montaditos variados, el solomillo al whisky, el menudo de ternera, la caldereta de jabalí, la carrillada de cerdo ibérico…) y comidas tan fundamentales como el gazpacho con guarnición o las espinacas. En el Bar Los Faroles, os la sirven con un buen vaso de mosto del aljarafe.

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