JAZZ

Disco del mes-Enero 2004 : «Saxophone Colossus», de Sonny Rollins.

rollinsCon el año 2004 recién entrado, traemos a esta sección del disco del mes en Apoloybaco, a uno de los gigantes del jazz todavía vivo y en activo. Sonny Rollins, es un saxofonista tenor cuya contribución al jazz, sin ser tan llamativa como la de John Coltrane, si es equiparable a él en determinados aspectos. La carrera de Sonny Rollins, se vio seriamente alterada por el efecto ciclón de Coltrane, pero tuvo la suficiente serenidad para encajar ese cierto ostracismo, analizarlo, y finalmente superarlo sin merma alguna de originalidad y creatividad. La prematura muerte de Coltrane dejó a los aficionados al jazz, sin la posibilidad de que ambos entablaran una fecunda batalla por la hegemonía del saxo tenor, como ocurrió en los años treinta y cuarenta entre el gran maestro Coleman Hawkins, y el no menos extraordinario, Lester Young.

Como en la carrera de cualquier músico, la de Sonny Rollins, tuvo distintas fases. Las grabaciones primerizas, junto a Bud Powell y en el quinteto de Max Roach y Clifford Brown, nos descubren a un Sonny Rollins, bendecido por una pasmosa facilidad para hallar en el saxo nuevos colores y texturas sin necesiddad de dinamitar ninguno de sus pilares fundamentales.

Años mas tarde, ya seguro de su propio estilo y concepto, el saxofonista explota las frescuras de sus ideas en una apabullante colección de obras maestras grabadas en varios álbumes imprescindibles. Así grabó con el pianista, Ray Bryant el disco «Work Time» (Original Jazz, 1955); despues vino un disco historico que recoge la unica colaboracion con Coltrane: «Tenor Madnes» (Prestige, 1956); «Tour de Force» con Max Roach a la batería (Prestige, 1956); su primer trabajo en trío sin piano «Way Out West» (Contemporary, 1957), y los dos soberbios volúmenes grabados en trio en el neoyorquino «Village Vanguard» para el sello «Blue Note» en 1957.

En la espléndida continuidad que forman estos discos, se produce una evolución sin sobresaltos, una suave asimilación progresiva de los nuevos elementos que Rollins incorpora al acervo del jazz moderno y especialmente aquellos que afectan a la libertad. Su sonido no pierde ni un ápice de majestuosidad, y el discurso se vuelve mas imprevisible y quebradizo. En esa época, Rollins, se aficiona a los solos dilatados como único medio de explotar su inacabable caudal de ideas y con los estándares hace verdaderas recreaciones. Cuando compone, demuestra un fino instinto para improvisar melodías a menudo fáciles de memorizar. Entre tanta calidad, sobresale este disco del mes que Apoloybaco presenta en el nuevo año.

«Saxophone Colossus» se revela como la obra de un músico precozmente maduro que huye de la rutina y busca nuevos cauces para dar salida a su innato sentido de la estructura. En el primer tema, la batería danzante de Max Roach, introduce la pegadiza melodía del calipso «St Thomas», continua con una lectura magistral de «You doin’t know love is», una preciosa balada y culmina con el original «Strode Rode». Sin embargo, la gloria del disco se hace esperar justo hasta el final en el ultimo tema. El prodigioso «Blue 7», un excelente ejemplo de lo que puede hacer un músico creativo con la sencilla armadura del blues.

«Blue 7», fue motivo de estudio para críticos como Martin Williams, y para musicólogos, como Ghunter Schuller. Ambos fundamentan rigurosamente la lógica interna de los solos de Rollins, pero afortunadamente, la perfección siempre trasciende las acotaciones técnicas. Hoy, ya septuagenario y con un reciente y extraordinario disco en la calle «This is What it Do» (Milestone, 2000). Sonny Rollins, es sin duda alguna, el último de los gigantes del jazz que afortunadamente, en este año 2014 del siglo XXI, continua con vida y pisando los escenarios.

 

LOS MÚSICOS LOS INSTRUMENTOS FICHA TÉCNICA
Max Roach Batería Sello discográfico: PRESTIGE
Tommy Flanagan Piano Número de serie: OJCCD 291-2
Doug Watkins Bajo Fecha de grabación: 22 de junio de 1956
Sonny Rollins Saxo tenor y líder Lugar de grabación: Hackkensack (New Jersey)


OTROS DISCOS RECOMENDADOS DE SONNY ROLLINS.

TENOR MADNESS

WAY OUT WEST

 THE BRIDGE

La prematura muerte de John Coltrane, privó a todos los aficionados al jazz de visualizar y oír lo que se avecinaba como una importante «batalla musical» por la hegemonía en los años sesenta del saxo tenor al estilo de lo que ocurrió en la década de los cuarenta con el duelo siempre dispuesto entre Coleman Hawkins y Lester Young.
«Tenor Madness» es un disco grabado en un momento histórico, ya que recoge la única colaboración grabada y conocida de ambos maestros del saxo tenor.

Este disco fue el primer disco que Sonny Rollins, grabó en trío sin piano y con la rítmica de contrabajo y batería, la faceta mas dura y pura del saxofonista. Con Ray Brown al bajo y Shelly Manne a la batería, Sonny Rollins, aflora una nueva etapa en su música mas quebradiza y cáustica. Para ello trata mordazmente temas clásicos de la música country como «Wagon Wheels» o «Im An Old Cowhand».

Después de un retiro de dos años de los estudios de grabación, Sonny Rollins firma un contrato con la RCA y su primer disco para este sello muestra a un músico sereno, reconciliado consigo mismo, y con un estilo aun mas depurado. «The Bridge» (RCA 1962) está grabado a cuarteto con el guitarrista, Jim Hall, el contrabajista, Bob Cranshaw y el batería, Ben Riley. Un disco, como casi todos los de Rollins, imprescindible.

SONNY ROLLINS.

Theodore Walter «Sonny» Rollins (New York, 1930) nació en el seno de una familia de emigrantes venida desde Las Islas Vírgenes, en las Antillas. Su hermano tocaba el violín y él comenzó desde pequeño a tocar el piano. Por aquélla época y siendo adolescente, compatilizaba sus estudios en la Universidad con el saxofón alto, instrumento utilizado por Louis Jordan, por aquel entonces muy popular.

Pasada esa afición inicial al saxo alto, adoptó definitivamente el saxo tenor y en New York, comenzó a frecuentar los ambientes boopers, y con dieciocho años, participó en sus primeras sesiones de grabación bajo la dirección del cantante Babs Gonzales, con el sello Capitol y con el trombonista, Jay Jay Johnson para Savoy. Ese mismo año de 1948, el pianista, Bud Powell, le elegía para formar parte de un quinteto -junto al trompetista, Fats Navarro – que dejó para la posteridad, los álbumes «Bouncing With Bud» y «Dance of the Infidels» para Blue Note ambos. Al año siguiente empezó a grabar regularmente para la casa Prestige, bajo el liderazgo de Miles Davis, y ya en diciembre llegaron los primeros discos a su nombre.

Con una progresiva maduración artística e instrumental, Sonny Rollins, grabaría en 1953 y 1954 al lado de «The Modern Jazz Quartet», Thelonious Monk, Art Farmer y especialmente, con Miles Davis, y en una de esas sesiones de grabación, tuvo por fin la oportunidad de grabar con su idolatrado, Charlie Parker. En aquel año presentó sus primeras composiciones y algunas de ellas se han convertido con el paso del tiempo en estándares del jazz, como : «Óleo», «Airegin» y «Doxy». Dejó New York con una excelente reputación y se instaló en Chicago donde coincidió con su amigo, el batería, Max Roach, que actuaba con un quinteto en el que estaba, Clifford Brown, a la trompeta. Roach le propuso unirse a ellos en sustitución del saxo tenor, Harold Land, y su permanencia con el baterista, duró año y medio.

Sonny Rollins, grabaría al año siguiente el disco cumbre de su carrera: «Saxophone Colossus» (Prestige, 1956) con Tommy Flanagan al piano, Doug Watkins, al bajo y Max Roach a la batería. En ese disco está el tema: «St. Thomas»,  una composición que inaugura las inclinaciones de Rollins por el calipso -una herencia materna – y la obra maestra que cierra el álbum: «Blue Seven», un blues conceptualmente extraordinario. Aquel gran año, se cierra con Sonny Rollins de jazzman de Thelonious Monk en el disco «Brilliant Corners», otra logradísima obra de Monk. Al año siguiente modifica el formato de su música y cambia el soporte del piano y opta por el contrabajo y la batería. Así graba «Way Out West» (Contemporary, 1957), la maratoniana sesión en el Village Vanguard (Blue Note, 1957) y la «Freedom Suite» (Riverside, 1958).

A pesar de su extraordinario éxito en los cincuenta, y de estar considerado uno de los grandes saxofonistas del momento, la aparición de Ornette Coleman y la eclosión de Coltrane, en su etapa moderna, le habían desplazado de la vanguardia del jazz de la época. Decidió tomarse un respiro de un par de años donde se le veía muy a menudo ensayando de noche en el puente neoyorquino de Williamsburg -que une Manhattan con Brooklin -y a la vuelta grabó para RCA en enero de 1962, otro de sus grandes discos: «The Bridge». En ese álbum, se ve a un Sonny Rollins sereno, majestuoso y con un estilo depurado. El cuarteto que acompañó a Rollins en esa grabación fue: Jim Hall a la guitarra, Bob Cranshaw, al contrabajo y Ben Riley a la batería. Al año siguiente graba con el maestro Coleman Hawkins, otro disco extraordinario a pesar de que ambos tocaban un sonido radicalmente distinto. En 1966 grababa la banda sonora de la película «Alfie» protagonizada por Michael Caine y al año siguiente reúne la rítmica de Coltrane -Elvin Jones a la batería, Jimmy Garrison al contrabajo- mas Freddie Hubbard a la trompeta para grabar su postrero intento de subirse  a la corriente free del jazz: «Broadway Run Down» (Impulse, 1966).

Un nuevo retiro, esta vez desde 1969 a 1971, donde inicia  un flirteo con el jazz rock que no parece convencerle. Visita la India, estudia yoga y religiones asiáticas y desconcierta a los críticos y puristas que, sin embargo, no se fijan en que Rollins conserva en el jazz rock mas elementos del bop que ningún otro músico. Ya, a principios de los ochenta, volverá a ser ese improvisador impetuoso y lírico que ha dejado atrás sus inquietudes. Riguroso y austero, preocupado por la perfección, no cesará jamás de explorar el jazz.

Temas

Duración

St. Thomas 6,46
You don’t know what love is 6,28
Strode rode 5,13
Moritat 10,06
Blue 7 11,18
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