El jazz en Sevilla tiene imagen propia, el espejo donde se mira y la persona que lo representa. La imagen gráfica y personalísima que Manolo Cuervo, el pintor y diseñador onubense (Isla Cristina 1955), pero afincado en Sevilla desde su infancia, ha acompañado al jazz en Sevilla desde prácticamente sus inicios como creador artístico, aunque su música preferida es el rock, y dentro de él, su músico de cabecera es Lou Reed. Un buen día de 1980, le encargaron un cartel para el Festival Internacional de Jazz de Sevilla, y ahí empezó su idílica y creativa relación con la música de jazz.
Manolo Cuervo es hijo de aquella época donde se hacían los carteles a mano, algo impensable hoy en día con la era digital, y representó a toda una generación de artistas plásticos que engarzaban sus inquietudes culturales con la problemática social del entorno. Su periodo formativo en la Escuela de Artes y Oficios de Sevilla, a la que ingresó con apenas 14 años, fue crucial para el posterior desarrollo profesional de su carrera.
Manolo Cuervo ha venido diseñando desde el principio los carteles que anunciaban los Festivales de Jazz de la capital andaluza, así como otros ciclos que se celebraban en nuestra ciudad como el prestigioso y añorado «Rising Stars» que patrocinaba la extinta Obra Cultural de la Caja de San Fernando de Sevilla, Cádiz y Jerez, el Festival de Jazz de la Provincia de Sevilla que organizaba y sigue organizando la Diputación Provincial de Sevilla, y también otros encargos para la Universidad de Sevilla y su Club de Jazz, embrión de lo que posteriormente fue el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad Hispalense (CICUS), por supuesto, la mayoría de la carcelería oficial de la añorada programación cultural de “Cita en Sevilla”, que se celebró entre 1984 y 1991.
Manolo Cuervo, con independencia del tipo de lustración que pinte, tiene un estilo propio, un lenguaje muy personal y una visión muy particular sobre la pintura, predominando más el color sobre el dibujo, y en sus obras suele utilizar colores fuertes por la propia influencia del diseño en sus cuadro. No en vano, dos de sus pintores favoritos: Frank Stella y Robert Rauschenberg, —amén de Picasso, al que considera el mejor pintor de la historia— que se confiesa también son artistas muy coloristas y gestuales. La pintura de Manolo Cuervo es impactante, y mucho más en una ciudad donde están muy arraigados los cánones estéticos del Barroco del Siglo XVII; Pero como todos los grandes creadores, y Manolo Cuervo lo es sin duda, nunca renuncia ni a sus estilo, ni a sus conceptos artísticos, y por eso precisamente, sorprende cuando acepta y realiza con enorme éxito, encargos de entidades e instituciones, tan variopintas, y tan distintas entre sí, como puede ser una revista de música o una hermandad de nazarenos; así ocurrió cuando le encargaron dos dolorosas, primero dibujar a la Virgen de la Hiniesta, del barrio sevillano de San Julián, y luego, el que más repercusión mediática, y mayor impacto causó en la capital andaluza cuando le encargaron pintar a la Virgen de la Esperanza Macarena para el cartel de la Hermandad de la Semana Santa 2019. De ambos encargos, que tuvieron enorme aceptación popular, salió con el éxito que él acostumbra.
Las obras de Manolo Cuervo ha traspasado fronteras, y de esta manera lo mismo son protagonistas en algunas series televisivas para adolescente en los EE.UU, como “CSI: New York”, “Shake it Up”, “Black-ish” o “Descolocados” o están expuestas en cualquier galería moderna de los cinco continentes. En su estudio de Castilleja de la Cuesta, adonde se trasladó a vivir recientemente, Manolo Cuervo prepara con mimo sus trabajos siempre bajo la influencia del expresionismo abstracto que marcó sus inicios, y que ahora, cuando está en plena madurez creativa, recupera añadiéndole ese desenfadado “tono pop” a sus obras. Manolo Cuervo apostó por una nueva estética en la cartelería artística de Sevilla, propuso, y consiguió, desde la modernidad de sus obras, entroncar una música milenaria como es el jazz, con la vanguardia artística en sus cuadros, y fue un adelantado a su tiempo creando escuela y convirtiendo sus carteles en iconos de la libertad.
La relación de Manolo Cuervo y su obra con Sevilla es tan importante, y no solo desde el punto de vista jazzístico, que sus trabajos están presentes en exposiciones itinerantes, colectivas, y en un sinfín de publicaciones culturales, revistas y catálogos de arte realizados en la capital andaluza. Aquellos carteles que ilustraron las primeras manifestaciones culturales y musicales de la ciudad, cuando España recuperó la libertad tras la larga noche franquista, permanecen aún en la memoria cultural de todos los aficionados al jazz de la ciudad y la obra de Manolo Cuervo refleja fielmente todo aquello que le pasó, culturalmente hablando a Sevilla, en los últimos 30 años.
Sus modernos diseños, sus creativas ilustraciones, y su capacidad para reflejar en sus carteles la libertad y la improvisación, algo intrínseco en la música de jazz, son todavía, y a pesar del paso del tiempo, demostración manifiesta de que Manolo Cuervo fue, y sigue siéndolo, uno de los espejos donde el jazz de Sevilla se mira. Para la posteridad quedan sus cuadros y carteles para el Festival Internacional de Jazz de Sevilla, el Ciclo de Jazz «Rising Stars», las actividades del Club de jazz de la universidad hispalense, Festival de Jazz de la Universidad de Sevilla, el Festival de jazz de la provincia, para el añorado ciclo musical de “Cita en Sevilla”, para el Festival de Itálica, “Territorios”, e incluso sus atrevidas propuestas para el cartel de las Fiestas de primavera de Sevilla.
La relación profesional, o el encuentro de Manolo Cuervo con el jazz en Sevilla, se produce desde la III edición del festival Internacional de Jazz de Sevilla, en 1982, aunque ya el año anterior de presentó un trabajo a concurso que no resultó elegido. A partir de ahí, Manolo Cuervo realizó los carteles de todas las ediciones posteriores. Su calidad, y también, su original concepto del cartel moderno, le valió para ser durante un tiempo, asesor de imagen del Centro Andaluz de Teatro (CAT). Ha realizado exposiciones monográficas sobre el cartel de jazz y su obra, en la galería sevillana de Félix Gómez, en el Convento de Santa Clara de Moguer, el lugar donde nació su padre.
Aun que Manolo Cuervo no es el único artista relacionado con la historia gráfica del jazz en Sevilla — artistas como Pilar Sánchez Díaz, Tomás Soriano Zanoletty, Javier Martínez Navarro, o el propio Javier Gutiérrez Padilla, también han dejado sus creaciones en diversas cartelerías jazzisticas en la ciudad—, es evidente que Cuervo es su imagen iconoplástica mas importante, y sus trabajos forman parte, por derecho propio, de la historia colectiva del jazz en Sevilla, y es uno de sus personajes claves. En Apoloybaco, a quién Manolo Cuervo nos enseñó su estudio cuando aún vivía en Sevilla, es un honor contarnos entre sus amigos.
Aquí podeís ver los carteles de Manolo Cuervo, para el Ciclo «Cita en Sevilla», entre 1984 y 1991.
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