LITERATURA

Adriano del Valle.

 

Nació en Sevilla, en 1895. Hablar de Adriano del Valle es hablar de uno de los máximos representante del movimiento ultraísta español. Este movimiento vanguardista sufre su proceso evolutivo entre los años 1918 y 1923. Conectado con las tendencias de la vanguardia francesa, se caracterizaba por el rechazo de lo sentimental, de lo trágico, de lo subjetivo y de lo íntimo, de los cantos al amor, a la muerte, a Dios o al hombre. Su principal ideal era que el poeta era creador y, como tal, debe purificar la literatura de toda carga moral, filosófica o política; la poesía debía ser un fin en sí misma.

Adriano, en 1918, dirigía la revista sevillana Grecia, que fundó junto al poeta y amigo Isaac del Vando Villar. Esta revista, junto a otras editadas en esos instante en España como Cosmópolis, Vértices, Los Quijotes o Cervantes se pusieron a disposición de la causa ultraísta durante su existencia. Así en 1919 se publica en ella el primer manifiesto de dicho movimiento. Adriano era amigo de la familia de Borges, e introdujo a éste en el mundo del ultraísmo en los años veintes, publicando algunos poemas del autor argentino en la revista que dirigía y ayudando con ello a exportar este ideal artístico a Sudamérica. No fue su único amigo poeta e internacional; Adriano tuvo un amor profundo por la tierra lusitana que plasmó en su obra ya alcanzada la madurez y el éxito literario, y que le llevó a amistades tan profundas como la de Pessoa, con quien intercambió cartas durante muchos años. Dicen que Adriano fue el único amigo poeta español que Pessoa tuvo en su vida.

 

Adriano del Valle posando para el pintor Vázquez Díaz en 1945

Tampoco fue Grecia la única revista que dirigió Adriano del Valle; más tarde dirigió Papel de Aleluyas, después Mástil y por último Primer Plano. A pesar de escribir en las más importantes publicaciones de los años veinte, no publica su primer poemario hasta 1934. Su poesía era una poesía de abundantes imágenes y extrañas tipografías y de una gran riqueza expresiva.

Sus obras son: Primavera Portátil, Lyra sacra, Los gozos del río, Sonetos a Italia, Orbe andaluz, Arpa fiel -su libro más importante de poesía, que obtuvo el Premio Nacional de Literatura «José Antonio Primo de Rivera» en 1941 y el Premio de «Fastenrath» de la Real Academia Española, en 1942-, Mundo sin tranvías -que obtuvo el Premio «Mariano de Cavia» y el Nacional de Literatura en 1934- y Oda náutica a Cádiz (obra póstuma).

Murió en Madrid en 1957.

 

FÁBULA DE LA ROSA Y EL VELOCÍPEDO

-Cuidado, Doña Perfecta,
-dijo a la rosa el biciclo-.
¿Por qué me sales al paso?
Si no te apartas, te piso….

-Pasa ya, tonto de acero;
no tienes miedo al ridículo.

-El jaramago te adora.

-¡Mentiroso!

-Yo lo he visto.

-Yo nací con la manzana;
vi a Eva en el Paraíso
y habrá rosas de mi estirpe
en el Día del Juicio.

-No sigas, rosa perfecta,
de eso a mí me da lo mismo;
tienes una vida efímera.

-Todo en la vida es efímero…

[…]

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