GASTRONOMÍA

Enero 2019: Restaurante Casa Coscolo. (Castrillo de los Polvazares – León).

Coscolo fachada yoRESTAURANTE CASA COSCOLO (CASTRILLO DE LOS POLVAZARES – ASTORGA – LEÓN).

Calle La Magdalena, 1. 24718 Castrillo de los Polvazares (Astorga – León).

Teléfono de reservas: 987 691 984

Horario de atención:
Diarios: de 9:00 a 20:00
Sábados y Domingos: de 9:00 a 20:00

Relación calidad-precio:

Presentación:

Cocina:

Servicio:

Mala Aceptable Buena Muy Buena Excelente

 

Coscolo eva y pedroLa ciudad de León, fue declarada “Capital de la Gastronomía española en 2018”, un motivo más que justificado para que, aprovechando un viaje de ocio por las tierras de Castilla y León, los de Apoloybaco fuéramos en busca de su gastronomía. Antes de llegar a la capital, hicimos parada en uno de esos pueblos ancestrales donde la piedra es el elemento fundamental en su arquitectura; casonas, fachadas y calles empedradas se abren al visitante para disfrute de la vista y los sentidos. Hablamos de la localidad de Castrillo de los Polvazares, a solo 5 km escasos de Astorga, la capital de la maragatería, y epicentro del camino francés, hacía Santiago de Compostela. Desde 1980, esta pintoresca localidad, está declarado por el Gobierno de España, como Conjunto Histórico-Artístico de alto valor monumental.

Allí, tan cerca de todo y tan aislado del mundanal ruido, se encuentra, entre tantos otros restaurantes, la Hostería-Restaurante Coscolo, un paraíso culinario donde el “Cocido Maragato”, es la esencia de su oferta gastronómica y plato de culto en la gastronomía leonesa. En una amplísima casona, perfectamente integrada en la arquitectura medieval de la localidad, el negocio de Hospedería y Restauración, lo dirigen, desde 1999, el Chef Pedro Coscolo, y su esposa, Eva García, sumiller y jefa de sala. En una preciosa casona de piedra, perfectamente adaptada para hospedería y restauración, el tiempo se detiene y su atmosfera nos envuelve.

La peculiaridad del Cocido Maragato es que se come al revés, es decir, comenzando por la carne y terminando por la sopa. Para explicar esta singularidad hay dos teorías: la de los arrieros y la de la guerra de la Independencia; la primera nos cuenta que los maragatos recorrían España como arrieros y entre los útiles necesarios para sus largos desplazamientos llevaban una fiambrera circular de madera con su tapa también de madera, donde guardaban en ella porciones de carne de cerdo cocida, que se conservaba fresca cierto tiempo. Al llegar a las posadas comían primero lo que ellos llevaban en las fiambreras de madera, por supuesto alimentos fríos, y para terminar y “entonar” sus estómagos pedían al posadero una sopa o caldo caliente.

Coscolo barraAsí es como lo explican las personas mayores de los pueblos maragatos arrieros, que lo vieron comer en ese orden a sus padres y a sus abuelos cuando regresaban de los largos viajes, introduciendo así en sus familias la costumbre de comer el cocido maragato al revés. La segunda teoría, que más parece una fábula, nos cuenta que cuando las tropas francesas asediaban Astorga en el siglo XIX, los habitantes de la ciudad atacaban, una y otra vez, justo a la hora de almorzar, con la aviesa intención de que los franceses no se alimentaran adecuadamente; de esta forma, nunca terminaban el plato de carne y decidieron comenzar por degustar primero la carne y después por último, si les daba tiempo la sopa, ya que era preferible que sobrasen la sopa y los garbanzos, que las preciadas carnes.

Sea o no cierta algunas de estas dos teorías, nos dispusimos a degustar el Cocido Maragato en Casa Coscolo, uno de esos lugares donde merece la pena desviarse de tu camino, como así lo recomienda la prestigiosa Guía Michelín. Detrás de su imponente fachada de piedra, y sólo con cruzar el umbral de la puerta, el ambiente te conquista. El Restaurante Casa Coscolo, custodia tras sus anchos muros, esta receta ancestral, núcleo fundamental de la genuina cocina leonesa, que es el “Cocido Maragato”.

Tras nuestro acomodo en el acogedor salón-comedor, empezamos con un apetitoso aperitivo de lacón con pimiento del Bierzo y escamas de sal en pan polar, acompañado por una cerveza artesana realizada especialmente para el restaurante: La Garimba de Coscolo. Y comenzó el espectáculo. A nuestra mesa llegó, potente, el “primer vuelco”, del cocido, una fantástica fuente de carnes conteniendo aquellas viandas que son imprescindibles en un plato de esta naturaleza: morcillo de buey —excepcional—, albóndigas de gallina, costilla, chorizo, morcilla curada, tocino, careta, manita y el relleno.

Coscolo nenasTodo un espectáculo para la vista, y para el placer culinario. El “segundo vuelco”, trajo a nuestra mesa, unos impresionantes garbanzos autóctonos y ecológicos, de Pico Pardal con repollo, perfectamente cocidos, y acompañados de unas estupendas guindillas verdes de Ibarra. Y tras dar buena cuenta de las viandas, llegamos al “tercer vuelco” del cocido maragato, con la magnífica sopa de cocido con fideo fino y un toque de hortelana ecológica de Ponferrada. Ninguno de los comensales habíamos comido con anterioridad esta singular receta leonesa, pero les puedo asegurar, que será muy difícil, encontrarnos en el camino, otro cocido maragato que lo supere. Sencillamente espectacular.

El broche final a tan estupendo almuerzo, fueron unas natillas con mantecada de Astorga al caramelo muy ricas.

En Casa Coscolo, Pedro y Eva, sus propietarios, llevan la calidad por bandera desde el primer momento. Controlan cada paso del cocido, desde que llega la materia prima hasta que se sirve en la mesa. Tanto es así que las carnes las salan ellos mismos y la chacinería del cocido la salan, adoban, ahúman y curan en sus propias instalaciones. El morcillo de buey que se sirve en el primer plato, procede de Jiménez de Jamuz, y en concreto del Restaurante “El Capricho”, considerado por los críticos, como el mejor del mundo en carne de buey.

Aunque el cocido maragato se coma al revés, los postres mantienen su sitio para poner el broche final a la comida. En Casa Coscolo el dulce también se reinventa con una apuesta más que segura. Ofrecen cuatro propuestas a elegir, entre ellas el postre más tradicional de natillas, que aquí se caramelizan, con mantecada de Astorga. También proponen un sorbete de frutas, una crema de queso con cacahuetes garrapiñados y una mousse de chocolate con crujiente de fruta de la pasión.

Poco queda por decir, lo mejor será que el viajente se desvie hacia Castrillo de los Polvazares y que disfruten. Sin mirar el reloj.

 

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