Grupo de Cata Apoloybaco: 11 de Octubre 2015.

Han dado comienzo las nuevas catas otoñales de Apoloybaco, en esta ocasión hemos vuelto a la sede de la Peña Bética «El Clavel» de Sevilla, y en una mañana muy agradable, catamos tan solo dos vinos tintos. Eso sí muy diferentes uno de otro.

Uno de ellos del sur, un vino de la Tierra de Cádiz, lo catamos con ciertos temores pues es de la añada 2005, aunque de la bodega que procedía era una garantía: Huerta de Albalá de Vicente Taberner, situada en Arcos de la Frontera (Cádiz) y de una variedad que también es un auténtico aval para los vinos de calidad, nos referimos a la Syrah, y el vino catado fue el Taberner 2005.

Huerta de Albalá cuenta con unas 75 hectáreas de viñedo, distribuidas en 60% Sirah, 20% Merlot, 10% Cabernet Sauvignon y otro 10% de Tintilla de Rota. Su objetivo: conseguir vinos de terruño, de intenso color y sabor que expresen la pureza del sabor varietal, que reflejen la zona de donde proceden y que muestren una estructura elegante con suaves taninos y que a la vez sean exquisitos, potentes y complejos.

El otro, una verdadera rareza de la Denominación de Origen Calificada Rioja, que actualmente solo la produce en toda España, Bodegas Juan Carlos Sancha y que acaba de salir recientemente al mercado, es el tinto de la variedad Monastel de Rioja «Ad Libitum».

La bodega y las viñas se encuentran en una zona de la Rioja Alta en dirección sur desde Nájera, en el curso alto del río Najerilla. Todo el viñedo, apenas 7 ha de superficie diseminado en más de 20 parcelas más o menos distantes entre sí. Viticultura y elaboración son realizadas por Juan Carlos Sancha, un riojano que es muy conocido a nivel nacional por las dos facetas profesionales en las que desarrolla su actividad: profesor de enólogos en la Universidad de La Rioja y divulgador del vino en otras universidades y centros de formación españoles, así como asesor enológico con varias décadas de experiencia en numerosas bodegas desde Málaga hasta el País Vasco.

Ciertamente una cata corta, pero muy intensa y sobre todo pedagógica. Y como acompañante de los vinos, no faltaron dos buenos platos preparados por Pepe el responsable del ambigú de la Peña; Cola de toro y garbanzos con menudo y su platito de queso viejo.

 

El primero en ser catado fue el Taberner 2005. Hubo que dejarlo un buen rato en la copa, mucho tiempo encerrado, necesitaba airearse bien, y lo hizo, nada mas olerlo nuestros temores se disiparon, el vino estaba bien, ahora había que entrar en detalles. Presentaba un color rojo atejado, mostraba así sus años. Taberner 2005. 12 meses de barrica de roble francés, al 100% con Syrah, vendimiadas manualmente. Los aromas han resistido bien el paso del tiempo, la fruta como la grosella y zarzamora estan presentes, así como las notas especiadas. En boca es aterciopelado y aparecen los sabores de la crianza. Se encuentra ya en curva descendente.
El segundo vino en catar fue el Ad Libitum. Monastel de Rioja, cosecha 2014. Es un vino fruto de años de investigación y trabajo sobre las variedades minoritarias de Rioja, llevado acabo por su creador Juan Carlos Sancha, que junto a otro investigador; Fernando Martínez de Toda están realizando una extraordinaria labor para recuperar estas variedades. Un proyecto que ha contado con la UR (Universidad de la Rioja) y con el Consejo Regulador de la D.O. Ca. Rioja. Ad Libitum. Monastel de Rioja de la cosecha 2014 es un tinto elaborado con esta variedad, que nada tiene que ver con la monastrell cultivada en el Levante español, ni con la moristel del Somontano. Si tiene que ver con la morante o morenillo que se cultiva a lo largo del valle del Ebro. El vino resultante nos parecio muy peculiar, de aromas intensos de fruta del bosque y notas de panadería, en boca es suave sin astringencias y sabroso, con un final persistente. Tendremos que volvero a catar. Pues todos coincidimos que tiene un gran potencial.
Una sabrosa y bien condimentada Cola de toro y unos exquisitos garbanzos con menudo, junto con un cremoso queso fueron los platos que acompañaron a estos dos extraordinarios vinos, que en ningún momento se quedaron atrás con estas contundentes viandas, muy al contrario armonizaron a la perfección. Como siempre agradecer a la Peña Bética «El Clavel» su colaboración. Sin duda un lugar agradable para de una manera informal, pero no por ello menos rigurosa catar los vinos que se elaboran principalmente en las distintas zonas vinícolas de la Península Ibérica.
Comparte