Entre la catedral de Sevilla, y el populoso y antaño barrio marinero de El Arenal, en la calle de García de Vinuesa, se encuentra una de las pocas tabernas centenarias de Sevilla: Bodegas Díaz-Salazar.
La actual calle de García de Vinuesa, se llamaba antiguamente «Calle del Mar», pues en el Repartimiento de la Ciudad por Fernando III El Santo, aquí se dio aposento a los marinos de la armada de Ramón Bonifaz. Y en el año 1874 recibó su nombre actual, en honor de Juan José García de Vinuesa, alcalde de Sevilla (1859 – 1865), que tuvo su residencia en esta calle.
Una zona y una calle con mucho pedegrí tabernario, aún resuena en nuestra memoría una de las tascas mas populares de Sevilla durante varias décadas de la segunda mitad del pasado siglo XX, que se situaba en la calle Jimios casi esquina con García de Vinuesa, nos referimos a la taberna «El Traga». Uno de los que mejor la describió fue José Antonio Garmendia en su libro «La Taberna El Traga. Santuario de la gracia»
La taberna de Vicente y su hermano Eduardo: «El Traga», supuso en Sevilla un punto de encuentro para personajes muy dispares en la época. Desde toreros hasta amantes de la farándula, desde actores de Hollywood como Anthony Quinn, Omar Sharif o Peter O´Toole hasta cantaores como Camarón de la Isla, Los Hermanos Reyes o Paco Toronjo.
Afortunadamente en la calle García de Vinuesa, aún podemos encontrar vestigios de aquellos ambientes tan tabernarios, auténticos lugares donde se sociabilizan los comportamientos humanos y sin duda alguna las mejores «redes sociales» de aquellas épocas, en las que no existia el internet, el smartphone o las tablet. Uno de esos rincones que guardan ese encanto, pero que también ha sabido adaptarse a los tiempos que corren es ciertamente Bodegas Díaz-Salazar.
Bodegas Díaz-Salazar fundada en 1908 por D. Ángel Díaz Salazar oriundo de Daimiel (Ciudad Real) como una fábrica de Vinos y Alcoholes. En aquellos años eran varios los establecimientos sevillanos que se dedicaban a esta actividad, los vinos procedian fundamentalmente de La Mancha y de Valdepeñas, llegaban a granel y se despachaban también a granel.
Aunque ya la fábrica de la cerveza «Cruz del Campo» existía desde hacia cuatro años, lo cierto y verdad es que el consumo mayoritario en bares, tabernas y tascas de Sevilla se lo llevaba el vino tanto el castellano manchego como los vinos de Jerez y del Aljarafe. Y esto continuo siendo así, hasta principios de la segunda mitad del siglo XX, donde el consumo cervecero terminó desbancando al del vino.
Una de las mejores referencias de esta centenaria taberna, lo encontramos en el libro de Joaquín Arbide «Sevilla en los bares». donde podemos leer: «Bodega Salazar, lugar donde asistiamos los estudiantes y la gente joven que queria algo mas de lo que daban por, los cines, los libros y los periódicos», en clara referencia a ser esté un lugar de encuentro de intelectuales, escritores, pintores, artistas, poetas, activistas políticos. Personajes como Paco Cortijo, Cuadrado, Alfonso Grosso, Fernández Malo, Alfonso Guerra, Ignacio Sánchez Parlade y el propio Joaquín, entre otros, participaban en estas tertulias y encuentros.
También nos cuenta, Arbide, que este lugar era famoso por ser el primero en Sevilla en servir la cerveza negra de Damm y por supuesto las fmosas berejenas de Almagro, no en vano su propietario era de la zona.
Sin duda alguna un lugar con mucha enjundia y tradición liberal, aquí se celebraban tertulias del periódico «El Liberal» con sede en la misma calle. Cerrada por orden gubernativa en los años previos a nuestra democracia por celebrarse reuniones clandestinas.
Seguramente será una casualidad, pero no me puedo sustraer a mencionar que en los primeros años de la Transición española, en una de las viviendas arriba de la bodega se instaló la sede de «Bandera Roja» una organización comunista que combatió a la dictadura franquista y a la que tuve el honor y el orgullo de petenecer.
Bodegas Díaz-Salazar ha tenido diferentes reformas desde su fundación, la última se realizó en el año 2004 y desde luego según comentan los mas antiguos «feligreses» ha conservado la esencia del primer establecimiento.
Desde casi la entrada del establecimiento se situa una larga barra de mostrador que llega hasta la cocina y un ensanche en perpendicular del bar, donde se encuentran diversas mesas y sillas, también entre el mostador y la pared se suelen colocar mesas. Es un lugar amplio y cómodo donde se puede disfrutar confortablemente de unos buenos vinos y delicioasas tapitas.
Su decoración es muy prolija y ecléctica, pues no hace referencia a uba sola temática y es todo a base fundamentalmente de fotos antiguas, carteles y cuadros, eso sí frente a la barra cuelga una hermosa vitrina repleta de viejas botellas de vinos y brandy y algún que otro vino dificil de encontrar por Sevilla como es la «Tintilla de Rota», está es de Bodegas El Gato de dicha localidad gaditana, aunque no la tienen a la venta, como el resto de las botellas de dicha vitrina.
En la parte ancha del local donde se encuentran las mesas y las sillas, quedan también, solo como elemento decorativo y como tetigo de lo que fue en otros tiempos, varias tinajas de grandes proporciones que otrora almacenaban los vinos, quizás demasiado recargadas de carteles taurinos y de fiestas primaverales.
Bodegas Díaz-Salazar esta regentado actualmente por D. José Leonardo Díaz y su hija, que en breve recogerá el testigo de ser ya la tercera generación al frente de este negocio.
En el reverso de la carta donde se ofrecen las propuestas gastronómicas de la taberna, se recogen algunas frases de El Quijote alusivas a la comida y a la bebida, otra sutil indicación de que su primigenio propietario era de tierras manchegas. Una carta, por cierto dividida en seis apartados: Aperitivos, Ibéricos y quesos, Panes de la Casa, Montaditos, Tapas y en sexto lugar aparece el epigrafe de: Otras cosas.
Las tapas y platos que ofertan este mas que centenario rincón se corresponde con la cocina tíipica y tradicional de las «tapas sevillanas», frente a la actual proliferación de los llamados «gastrobares». Bueno cada uno tiene su estilo y desde luego en Sevilla, una ciudad tan dual y «esponjosa», todo tiene cabida, por lo menos en el aspecto gastronómico.
En el apartado de aperitivos, destacan por supuesto las Berenjenas de Almagro y también es recomendable sus dátiles con bacón, quizás sea esta la tapa menos típica o habitual en este tipo de bares. En otro de sus apartados destaca el Lomo al Jerez, el queso manchego y el salchichón de Riera. De los panes de la casa, que son varios, yo destacaría el de bacalao en aceite, el de bacalao con salmorejo, el del lomo al jerez con roquefort y el de anchoas del cantábrico.
Bodegas Díaz-Salazar continua siendo un espacio de encuentro entre viejos amigos, pero también es un lugar algo «cosmopolita» pues por encontrarse en la zona del «turismeo sevillano» en su barra y mesas se entremezclan clientes de toda la vida, vecinos de estas collaciones y los llamados por estas tierras «guiris» es decir turistas.
Por ello también sus tapas son variadas, desde luego todas recomendables y bien elaboradas, exquisita su tortilla de bacalo y el menudo con garbanzos, su pisto manchego no se quedar atrás y a tener encuenta también su pechuga con salsa tártara, bueno para los mas jóvenes y no tan jóvenes ofrecen una buena variedad de montaditos.
Como buen rincón tabernario, no sólo se disfruta de refrescante cervecita, aquí se tiene oportunidad de degustar distintos vinos generosos, principalmente el marco de Jerez, como el fino, la manzanilla y el oloroso o el Pero Ximénez. Tintos y blancos de varias denominaciones de origen española, entre ellas como no podía ser de otra manera la de Valdepeñas y en Bodegas Díaz-Salazar es uno de los pocos sitios de la ciudad donde se puede degustar el cava por copas, en su cartel anunciador dice «Cava Artesanal».
En fin pasear por la calle García de Vinuesa y detenerse en Bodegas Díaz-Salazar un buen rato es uno de esos pequeños placeres al que no debemos renunciar.