GASTRONOMÍA

Tapear y comer, en los pueblos de Sevilla: Albaida del Aljarafe.

BODEGA EL POLI. Plaza de España, 10.
Relación calidad -precio:
  Mala   Aceptable   Buena   Muy Buena   Excelente

 

Un sábado cualquiera de noviembre es una fecha ideal para dirigir nuestros pasos hacia un peculiar pueblo del Aljarafe; Albaida, situado en la zona occidental de la provincia, a unos 19 kilómetros de la capital y 162 metros de altitud sobre el nivel del mar. De origen turdetano, quienes la denominaron, Kaelia, e importante centro en época romana, llegando a acuñar moneda propia.Fueron los árabes los que la bautizaron con el nombre de Al -bayda (La Blanca) y conquistada en 1246, para el rey Fernando III por el maestre de la Orden de Santiago don Pelayo Pérez Correa (Pelay Correa). Desde su «Torremocha», para unos de origen musulmán y para otros mandada a construir por Don Fadrique, se domina la llanura por donde discurre el río Guadiamar y en otros tiempos, no muy lejanos, los campos sembrados de hermosos viñedos.

Porque Albaida del Aljarafe como todos los pueblos de ésta bella comarca sevillana, han tenido sus campos sembrados de nobles cepas, desde tiempos muy remotos hasta casi nuestros días. Así se recogía en el Libro del Repartimiento del siglo XIII, citando a la alquería de Solúcar Albayda, cuando fue otorgada como donadío mayor por el rey Alfonso X a su hermano don Frederic (Fadrique) en los siguientes términos: «Dióle Solúcar Albaida, que es en término de Solúcar; e dijeron que solía y auer siete mill pies de olivar e fincaron y los seis mill sanos; e avía y figueral para cien seras de figos e fincaron figueras para cinquenta seras de figos; e ay veinte e dos almarrales de vinnas e tres molinos de açeite caidos, e diez mill almarrales de tierra de pan, e sesenta casas e son las más caidas, e tres poços para huertas».

Ciertamente las viñas de estos campos han sido sustituidas por el ladrillo y el cemento, quizás con cierto desorden y en no pocas ocasiones de forma especulativa. Éste estallido de promociones urbanísticas han sepultado muchas cosas, entre ellas, la tradición viticultora de la zona. A pesar de todo en sus bares, tascas y tabernas se tapea excelentemente y el mosto, fiel acompañante para cualquier plato, está presente en sus establecimientos.

Albaida del Aljarafe aún mantiene su sabor a pueblo, su identidad como tal, por ello, recorrer sus calles y rincones en busca de un buen bocado y un buen mosto, tiene un encanto especial, pues aún podemos encontrar lugares fascinantes y evocadores de sus pasado viticultor. Hablar con sus gentes, con los albaidejos siempre es gratificante. Uno de estos sitios es la bodega «El Poli». Fundada en 1910 y situada en la Plaza de España, 10

Aunque en la actualidad La Bodega «El Poli» es un magnifico mesón restaurante, regentado por tres hermanos; Sebastián, Gerardo y Bernardo Delgado Ibáñez; su pasado fue una auténtica bodega donde se elaboraba y criaba un excelente mosto, al decir de sus clientes y parroquianos. El mesón actualmente conserva el suelo prensado de albero, así como la fisonomía de lo que fue la antigua bodega, y sobre todo se sigue sirviendo un exquisito mosto de Umbrete de «Serafín Herrera» que sirve para acompañar sus magistralmente elaboradas y cocinadas especialidades gastronómicas.

 

Comparte