JAZZ

Disco del mes-Mayo 2004: «The Joint is Jumpin», de Fats Waller.

wallerLas mayores aportaciones de Thomas «Fats» Waller a la música de jazz proceden de su estilo como pianista y de su talento como compositor. Durante muchos años la evolución del jazz estuvo indisolublemente ligada al mundo del entretenimiento, y probablemente esa es la imagen que muchos tienen de Waller: una mezcla de humorista, cantante, pianista y director de grupo que las películas de su época retrataban con fidelidad.

Y si es cierto que Fats Waller ayudó a que su faceta de juerguista simpático y desenfadado saliera a relucir constantemente, tambien lo es, que por encima de cualquier excentricidad, había un pianista y un compositor extraordinario y digno de figurar entre los grandes músicos del jazz de todos los tiempos. Fats Waller, no escapó al criterio general de aquélla época primigenia del jazz donde las mejores bandas interpretaban su música mas original junto a números nada jazzisticos y en donde solían acompañar a las cantantes de turno en revistas o cabarets. En ese sentido no hay que olvidar que Duke Ellington y Cab Calloway amenizaban los espectáculos del Cotton Club neoyorquino, o que Count Basie o Earl Hines, hacían lo propio con el publico que acudía al «Grand Terrace» de Chicago. En ese contexto, Fats Waller, que afinó su oficio y su reputación jazzistica, acompañando al órgano las proyecciones del cine mudo, no tardaría en convertirse, como Louis Armstrong o Slim Gaillard, en uno de los animadores favoritos del publico.

Sin embargo, Waller fue el discípulo aventajado del gran James P. Johnson, artífice principal del piano stride neoyorquino. Poseedor de un virtuosismo reconocido por el propio Art Tatum como el origen de su estilo, y una de las mejores manos izquierdas que haya dado el piano jazzistico, Fats Waller no terminó nunca de tomarse demasiado en serio hacia si mismo y ello ocultaba el genio que llevaba dentro detrás de su oronda figura, su bigotito y su inseparable sombrero hongo. Waller grabó cientos de discos a piano sólo, al órgano, un instrumento que él introdujo en el jazz, y al frente de diferentes grupos donde menudeaban algunos fieles y eficaces cómplices, como el trompetista, Herman Autrey, el saxofonista, Gene Sedric o el guitarrista, Al Casey.

La música de sus grupos tiene mucho de una alegre espontaneidad realzada por sus irónicas intervenciones vocales, habitualmente aderezadas de exclamaciones y efectos humorísticos. A piano solo, por contra, se le escapa a a veces una cierta y bella melancolía y mas de una muestra de su amplísima cultura musical. Su herencia es enorme: compuso cientos de temas, divirtió a millones de personas y su influencia sobre otros pianista es notabilísima, incidiendo, a través de sus directos discípulos, en posteriores generaciones. En Fats Waller, hay que buscar, no tanto el genio revolucionario, como el artífice de una espléndida síntesis del piano de su tiempo, aprovechada luego por Count Basie y Art Tatum entre otros seguidores.

El disco que recomendamos en el mes de mayo del año 2004, hace honor a la celebración del primer Centenario de su nacimiento (21 de mayo de 1904) y es una inmejorable recopilación editada por la RCA y su filial «Bluebird», de sus temas originales, muchas de ellos interpretados aun hoy por jazzistas de los mas diversos estilos.

Desde Apoloybaco, el mejor de los recuerdos para un extraordinario músico de jazz, ahora que se cumple el primer centenario de su nacimiento.

 

LOS MÚSICOS LOS INSTRUMENTOS FICHA TÉCNICA
Charles Gaines, Herman Autrey, John Hamilton, Bunny Berigan, Nathaniel Williams y Benny Carter. Trompetas Sello discográfico: RCA-BLUEBIRD
Charlie Irvis, Tommy Dorsey, George Robinson, John Haughton y Alton Moore Trombones Número de serie: ND 86288
Arville Harris, Rudy Powell, Gene Sedric, William Alsop, James Powell, Fred Skerritt, Lonnie Smith y Gene Porter. Clarinetes y Saxos Fecha de grabación: 1929-1943
Al Casey, John Smith, Dick McDonough e Irving Ashby. Guitarras Lugar de grabación: New York
Eddie Condon Banjo Calificación: 5* sobre 5
Charlie Turner, Cedric Wallace y Slam Stewart. Bajos
Harry Dial, Wilmore Jones, George Wetling y Zutty Singleton. Baterías
Fats Waller. Piano, vozal y líder

 

OTROS DISCOS RECOMENDADOS DE FATS WALLER.

FATS AT THE ORGAN

FATS WALLER IN LONDON

AND HIS RHYTHM (1934-1936)

Una antología del primer Waller, sentado ante los teclados de un órgano, instrumento que el contribuiría a sacar del gueto de la Iglesia negra. Curiosamente siete de los temas están grabados en un recinto sacro «desconsagrado» al haber adquirido el edificio la compañía Víctor que lo transformó en su estudio de grabación: el Trinity Church Building en Camdem, New Jersey.

Este disco fue sabiamente calibrada por los productores de «His Master’s Voice» (La voz de su amo), luego EMI y contiene lo mejor que Fats Waller grabara en su viaje a Gran Bretaña. Incluye seis intervenciones al órgano, entre ellas los dos espirituales negros: «Deep River» y «Go Down Moses». Tambien incluye las seis partes a piano solo de la célebre «London Suite» dedicada a otros tantos barrios de la capital londinense, que por cierto, no visitó. Y por si no fuera bastante, acompaña en dos temas nada menos que a la cantante elligntoniana, Adelaide Hall.

Una antología extraordinaria de Fats Waller con el grupo que siempre le acompañó. Tiene este disco además el añadido de que fue limpiado y digitalizado por Robert Parker, un ingeniero australiano amante del jazz y que ideó a principios de los ochenta, un método de limpieza de viejos discos con resultados siempre buenos, pero espectacular en este de Waller. Aquí están las mejores versiones de «Honeysuckle Rose», «Lulu’s Back in Town» o de «Christopher Columbus».

fats-waller

 

FATS WALLER.

 

Nacido en el seno de una familia pobre, religiosa y numerosa, el padre de Fats Waller, era predicador evangélico y su madre interprete de piano, y él fue criado entre cánticos, himnos religiosos, la lectura de la Biblia y lecciones de piano. A pesar de los intentos de su padre por alejarlo del jazz, a los quince años ya tocaba el órgano y el piano en un cine de Harlem para acompañar sonoramente las películas. Poco tiempo después, y tras ganar un concurso para pianistas noveles, conoció al gran James P. Johnson, principal representante por la época de la llamada escuela del «Harlem stride piano», que le ofreció su protección y lo acepto como discípulo.

Casado con apenas dieciocho años, ya a esa edad sabía todos los secretos del piano y obtuvo un contrato en el «Leroy’s», uno de los mejores clubes de Harlem. En 1924 se graban sus primeras canciones  a piano solo y logra su primera composición famosa: «Squezze Me». A partir del gran éxito que obtuvo, su reputación como inagotable, fecundo y magnifico compositor creció hasta ser una de las figuras mas brillantes del panorama musical de Harlem. En la segunda mitad de los años veinte, su actividad musical fue todavía mas intensa, primero en Chicago, donde tocó con la orquesta de Erskine Tate y luego en 1927 escribió la música para la revista musical «Keep Shufflin» donde actuaba a dúo con el gran James P. Johnson. Los organizadores de aquel espectáculo y dado el rotundo éxito le encargaron la música de otro show: «Hot Chocolates», en la que participaría, Louis Armstrong. Dos de aquellas canciones estaban destinadas a ser clásicos absolutos del jazz: «Black and Blue» y «Ain’t Misbehavin».

Con la llegada de la Depresión del 29, Fats Waller se marchó a Paris en compañía de su amigo, el compositor, Spencer Williams, para intentar mejorar sus ingresos pero tuvo que pedir dinero prestado para poder pagar su regreso a New York. Las cosas cambiaron casi milagrosamente a su vuelta, dado que le fue ofrecido la realización de una serie de programas de radio de cobertura nacional para la emisora WLW bajo el titulo de «Fats Waller’s Rhythm Club». Aquello fue el comienzo de su mas afortunado periodo y las grabaciones de discos, las actuaciones y los conciertos se sucedieron continuamente bajo el nombre de «Fats Waller and his Rhythm», generalmente un quinteto, que entre 1934 y 1943, grabó mas de cuatrocientos temas, en una fertilidad musical absolutamente maravillosa y única en el mundo del jazz. Durante esos extraordinarios años, Waller tocó en salas de concierto, en pequeños locales y tambien en espectáculos de variedades, como miembro de las orquestas de Don Donaldson o Charlie Turner, o rodeado de sus músicos preferidos, el saxofonista, Gene Sedric, el trompetista, Herman Autrey y el guitarrista, Al Casey.

El éxito lo condujo tambien a Hollywood donde participó en varias películas y en 1938 y 1939, a Europa, concretamente a Inglaterra y Escandinavia. En Londres, Fats Waller grabó una famosísima serie de espirituales al órgano para el sello «His Master’s Voice» y compuso en pocos días la «London Suite», que consta de seis movimientos dedicados a otros tantos barrios dela capital británica. El 14 de enero de 1942, el guitarrista, Eddie Condon, organizó un concierto en su honor, al que Waller se presentó vestido de frac, pero borracho como una cuba delante de tres mil personas. El concierto fue un desastre y fue el comienzo del fin. Los médicos le aconsejaron que dejara la bebida -siempre tenía en su piano mientras tocaba una botella de whisqi que ineludiblemente apuraba antes de finalizar su actuación- y se sometió  aun tratamiento de desintoxicación alcohólica que nunca llegó a funcionar.

En 1943 viajo a Hollywood para participar en la película «Stormy Weather», un musical interpretado solo por negros y producida por la 20Th Century Fox y dirigida por Andrew Stone. Junto a Waller, participaron, Benny Carter, Slam Stewart y Zutty Zingleton. Su papel fue un éxito y con el publico metido en el bolsillo se disponía a pasar las Navidades de ese año en su casa, pero tras un penoso viaje en tren al que se le estropeó la calefacción, una pulmonía acabó con su vida mientras dormía. Tenía tan solo 39 años, y había dejado escritas y grabadas mas de quinientas composiciones.

La herencia musical de Fats Waller es enorme. Compuso cientos de canciones, grabó innumerables discos, divirtió a millones de personas, introdujo el órgano en el jazz, y como pianista, logró conciliar factores opuestos: en su toque, musculoso y viril, su ritmo implacable y sus frases perfectamente definidas hay lugar tambien para la ternura, el sentimiento, la gracia y la delicadeza. Su influencia sobre otros pianistas es notable y muchas generaciones posteriores se basaron en su música para hacer jazz, entre ellos: Count Basie, Art Tatum, Mary Lou Williams, Joe Sullivan o Erroll Garner. América lo presentó siempre como un bufón y es cierto que tras esa mímica sarcástica, tras su gestualidad cómica y alma de clown, había un artista de extraordinario talento.

En el Centenario de su nacimiento, que tendrá lugar el 21 de mayo de 2004, Apoloybaco, le rinde desde estas modestas páginas su particular homenaje.

Temas

Duración

Handful of keys 2,43
The minor drag 2,37
Numb fumblin’s 2,48
Ain’t misbehavin’ 2,56
Smashing thirds 3,04
African ripples 3,06
Aligator crawl 2,40
Viper’s drag 2,54
Lulu’s back in town 2,36
I’m crazy bout my baby 2,50
Sponsin 2,49
Honeysucle rose 3,05
Blues 2,58
Tea for two 3,17
I ain’t got nobody 3,04
The joint is jumpin 2,51
The skeith of Araby 3,56
Yacht club swing 3,14
Squeeze me 3,21
Your feet’s too big 3,07
Carolina Shout 2,14
Honeysuckle rose 3,44
Ain’t misbehavin’ 3,50
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