Queremos comenzar el año deseando a todos nuestros seguidores y seguidoras que el nuevo año que cominza venga plagado de felicidad y sobre todo de salud, y desde luego que sea el final de esta maldita y agobiante pandemia. Nosotros intentaremos seguir recomendando y sugiriendo templos gastronómicos del territorio español.
Así para este mes de enero viajamos de nuevo a la bonita ciudad de Málaga para recomendaros uno de sus restaurantes, que en poco tiempo ha alcanzado una considerable posición en el panoráma gastronómico malagueño, el restaurante La Cosmopolita, situado en pleno cenro de la ciudad, en la calle José Denis Belgrano, 3.
Desde la Malaka fenicia, a la actual Málaga, una de las ciudades mas cosmopolita de la geografía española,, han pasado muchos pueblos y civilizaciones, y todos ellos han dejado algo de su impronta cultural, costumbres, tradiciones y entre ellas, como no, aspectos de sus gastronomía. Málaga una ciudad mediterránea ha sido y sigue siendo un crisol de culturas, un lugar de encuentro de diferentes pueblos, quizás por ello muestra un encanto especial, que atrapa a visitantes y lugareños.
La gastronomía malagueña, participa tanto de los productos sacados del mar, como los sacados de la tierra (Campiña y sierra), es por ello que muchos expertos gastronómicos coinciden en poner de manifiesto la sencillez de los ingredientes utilizados, la variedad y riqueza de sus platos y su especial sabrosura. Todas estas características no son más que el resultado de una óptima utilización de los mejores productos naturales empleados en la elaboración de su extenso recetario; un recetario, por cierto, que se ciñe a la perfección a la dieta mediterránea, tan acreditada por sus más que demostrables cualidades saludables. Legumbres, verduras, carnes, pescados y frutas constituyen los elementos básicos de una cada vez más depurada gastronomía, en cuya preparación destaca el aceite de oliva como imprescindible ingrediente, un producto que en Málaga ha alcanzado las más altas cotas de calidad y es comercializado en todo el mundo gracias a empresas que han hecho de la innovación y el prestigio sus señas diferenciadoras.
Hoy, la ciudad de Málaga dispone de una cocina de altísimo nivel, que ha sabido mezclar la tierra y el mar en sus platos. Todos los productos de los que dispone la ciudad combinan la tradición y la vanguardia, la imagen de calidad y la naturalidad, que hacen que la cocina malagueña se distinga como una de las más destacadas del país,. De este modo, en Málaga es fácil degustar desde los platos más tradicionales y autóctonos hasta los más selectos y sofisticados.
En una ciudad de poco más de 550.000 habitantes se concentran casi 4.000 establecimientos de hostelería, de los que más de mil son restaurantes, lo que ofrece una ligera idea de que en que Málaga la gastronomía se ha convertido en todo un arte. Así, en el Centro Histórico, junto a monumentos milenarios, como la Alcazaba o el Teatro Romano, en las recónditas calles de la antigua Judería o a la sombra del Museo Picasso y la Catedral, casi trescientos restaurantes ofrecen a los visitantes la oportunidad de disfrutar de una cocina cargada de historia.
Restaurante La Cosmopolita, se inauguró en el año 2010 por Dani Carnero. Su amplia trayectoria profesional, iniciada a los 15 años, le llevó, entre otros, a pasar por los fogones de Martín Berasategui, Manolo de la Osa, Paul Schiff y Ferran Adrià. Con La Cosmopolita, Dani inicia una nueva trayectoria profesional, sustentada en la cultura del guiso, en la cultura del territorio y en la cultura del producto local y de temporada.
Dani Carnero, es un alquimista de la cocina, cada día inventa entre diez y doce platos, un alarde de creatividad e imaginación. En su carta tienen 10 o doce platos ue cambian a diario – han llegado a elaborar 500 platos en un año – unos 10 platos son fijos por aclamación popular, entre ellos está la ensaladilla rusa, el tuétano con tartar de gambas la tortilla de changurro y en temporada veraniega las «manolitas» sardinas malagueñas. Es una cocina muy directa con platos muy bien elaborados pero sin llegar a la alta cocina.
La Cosmopolita es un restaurante confortable, moderno pero con un toque vintage, que le da mayor sencillez y calidez. Cuenta con varios espacios. En la entrada, una zona de mesas en modo informal. A la derecha, un salón y la terraza, que cuenta con varias mesas en plena calle peatonal por donde transitan los ciudadanos tanto malagueños como de otros lugares. Un entorno muy agradable en los meses no invernales, que por suerte en Málaga son muchos. Y al fondo, la barra, que es un gran mostrador donde también se puede comer. Algo importante es que su cocina esta vista al público, Todo con un punto elegante y detalles a la tradición como los azulejos o esas ristras de ajos y chorizos colgantes en la pared. Porque esa es otra, Daniel es un enamorado de la historia culinaria y del antiguo recetario andaluz, del que incluso ha recuperado platos que solo recuerdan las abuelas.
La Cosmopolita, con una distinción de un Sol de la prestigiosa guía Repsol, ofrece una cocina mediterránea con destellos innovadores y modernos, aunque su esencia son los guisos, que como ellos mismo dicen: «Somos felices cocinando, lo hacemos a diario con honestidad, identidad y oficio, por ello, nuestro sentir es transmitir esa felicidad a todos aquellos que nos visitan. También ofrecen como plato tradicional de la cocina mediterránea, el pescaíto frito es uno de los grandes atractivos gastronómicos del litoral malagueño, que no falta en su carta.
Una cocina de calidad elaborada con productos de temporada y de cercanía, tratados con esmero y cariño. Sin duda un rincón gastronómico que garantiza una comida digna de los paladares mas exigentes. Servida además por un personal muy atento y profesional, que se acercan al cliente para aportarle las características de los platos que ese día han elaborado los fogones de la cocina.
El menú suele cambiar con cierta frecuencia, todo depende del mercado y de la temporada y así lo anuncian también en su web: » Estos son los platos de hoy, no sabemos si lo serán mañana».
Nosotros que estuvimos el pasado mes de noviembre, nos decantamos, primero por una ensaladilla rusa, que como dice un viejo amigo mío, si la ensaladilla no esta buena, es muy probable que tampoco lo esten los demás platos. Y este no fue el caso, pues la susodicha ensaladilla estaba excelente, todo en su justa medida y sabor.
Uno de los comensales eligió unos salmonetitos, sencillamente de escándalo y el otro comensal un chipirón en salsa, y es cierto este fué un guiso que me recordó la cocina de mi madre, sencilla, directa, bien elaborada y sobre todo exquisita. Y como acompañamiento, elegimos un vino blanco de la serranía de Ronda. Y para finalizar unos postres caseros, deliciosos; un tocino de cielo con chantilly de yusho, lima japonesa y vainilla. Y ella se pidió una Panacota de miel de caña y aceite de oliva virgen extra.