Juan de la Cueva y Leonido
Nació en Sevilla en el año 1543. Sin duda considerado el mejor dramaturgo de su época, supo adoptar temas legendarios castellanos y romper con las reglas aristotélicas, marcando el camino que luego seguiría Lope de Vega. Hermano del arcediano de Guadalajara, vivió en Cuenca, en Canarias y en México entre 1574 y 1577. Fue a su vuelta a España cuando más auge tuvo como dramaturgo. Como poeta escribió veinticinco sonetos, una elegía, una sextina, tres madrigales y dos odas, que aparecen en el Cancionero Flores de Varia Poesía. Sus obras más importantes fueron El infamador, famosa comedia donde el protagonista, Leucino, es una versión del Don Juan clásico. El Ejemplar Poético, que escribió hacia 1606, describe el arte poético del momento, en tres epístolas. La libertad de España por Bernardo de Carpio, La Muracinda, Llanto de Venus en la muerte de Adonis, Los amores de Martes y Venus, Reto de Zamora, El Saco de Roma, La muerte del Rey Don Sancho, o sus Églogas, son parte importante del legado artístico que dejó Juan de la Cueva en nuestra literatura. Y sin duda, mención aparte merece La Tragedia de los siete Infantes de Lara: joya de la poesía española.
Sepulcro de los Infantes de Lara
(Monasterio de Suso)
Juan de la Cueva introdujo elementos de gran importancia en el mundo del teatro español, incluyendo en sus obras la ética popular, provocando que se escribieran comedias de carácter histórico nacional, teniendo muy presente el gusto del público. En sus textos, no se distingue claramente la tragedia de la comedia, pero atraen sus diálogos ágiles y lo variado de su repertorio, que incluye temas grecolatinos.
Murió en 1612.
Aquí en este lugar la dura muerte
al bello Adonis despojó de vida,
que viviendo alcanzó tan alta suerte
que fuese Venus de su amor vencida.
Y en flor sin fruto ahora se convierte
al que le fue tal suerte concedida;
porque se entienda que el mortal contento
es frágil hoja que arrebata el viento.
Juan de la Cueva
(Epitafio de Llanto de Venus en la muerte de Adonis)