RESTAURANTE PUERTOCHICO. SAN ESTEBAN DE PRAVIA, ASTURIAS.
La Barra s/n 33130. San Esteban de Pravia.
Teléfono: +34 985 58 02 21
Relación calidad-precio:
Presentación:
Cocina:
Servicio:
Mala Aceptable Buena Muy Buena Excelente
El restaurante de este mes viene de la mano de nuestro socio Gerardo Méndez, autor de esta descriptiva crónica que nos invita a visitarlo en la primera ocasión que se nos presente.
El río Nalón, desde su nacimiento en las cercanías del puerto de Tarna, entre Asturias y León, desagua en el Cantábrico tres cuartos de aquélla, entre el espigón de L’Arena, a la derecha, y la barra de San Esteban de Pravia, a la izquierda.
No es mal lugar su desembocadura, pues, para acercarse a la cocina asturiana, si tenemos en cuenta que en un radio de 50 kilómetros se encuentran Luarca, Cudillero, Oviedo, Gijón, Avilés, el vecino aeropuerto de Asturias (Piedras Blancas) y villas y concejos menos conocidos con sus tesoros gastronómicos como los farinons de Candás (embutido de sangre y tocino), y reposteros como las boroñinas de Pravia y las farayuelas de su pedanía Agones, pastas y tartas a base de avellana y miel, sin olvidar por supuesto la angula de L’Arena. Todo ello puede completar o completarse con la oferta de mariscos, pescados, carnes y quesos que hallamos en mercados tradicionales como el de Abastos en Avilés, el Fontán en Oviedo y el del Sur en Gijón.
Es en la margen izquierda de la desembocadura del Nalón, al comienzo de la barra o espigón y atravesando pues todo San Esteban, justo tras la piscina municipal de agua marina, donde se encuentra Puertochico, un conjunto con amplio aparcamiento, agradable bar-cafetería y terrazas al aire libre, zona de juegos infantiles y el cómodo y hermoso restaurante que le da nombre.
En el se pueden degustar platos y postres de la cocina asturiana, tradicional y con innovaciones muy acertadas, completada con una medida pero muy acertada selección de vinos de variado origen, especialmente recomendables los gallegos y del Duero. Muestra de ello, en la ocasión que ilustran las fotos, son los mejillones al vapor, bacalao en hojaldre y carne de buey, milhojas y tartas de quesos, pero en otras hemos degustado también exquisitas brochetas de langostinos y magníficos pescados salvajes, a la plancha o marinados, todo ello servido con un atento y clásico trato, no por ello distante.
No es extraño, pues frente al restaurante se pueden observar a veces valientes pescadores arriesgando el físico en la pesca de roca, junto a la playa del Garruncho, barrida por los temporales de 2014.
También cuenta Puertochico con terraza exterior donde poder echar un pitillo, junto al recoleto comedor con un precioso mural fotográfico del faro de la barra, desde el que se alcanza a ver, al otro margen del Nalón, la playa de los Quebrantos y la isla de la Deva, al final del Sablón o playa de Bayas, tesoro natural protegido.
Y para bajar la generosa comida, de carta media en torno a los 35 euros todo incluido, disfrutada con una escogida y valiosa música de fondo, que no perturban los discretos televisores del comedor grande, se puede elegir entre un paseo por la barra hasta el faro, o por el muelle de San Esteban, descubriendo las estructuras industriales y obra civil del antiguo cargadero de carbón con destino a los altos hornos de Vizcaya, que mantiene hitos como el privado castillo de los Fierro al otro lado de la ría, o (para los más atrevidos) ascender al mirador del Espíritu Santo por la escalera que arranca justo frente a Puertochico y se continúa por la ruta de los miradores hasta la Playa del Aguilar, a 8 km, pudiendo rematar cruzando el Nalón por la N-632 en las afables sidrerías de L’Arena.