Desde el punto de vista de la técnica pura, Bill Evans, (Nueva Jersey, 16 de agosto de 1929 – Nueva York, 15 de septiembre de 1980), sea posiblemente uno de los dos o tres pianistas mas dotados en la historia del jazz. Su carrera comenzó en 1954, una vez cumplido el servicio militar, en orquestas de baile como las de Herbie Fields y Jerry Wald, acompañando a oscuros cantantes o formando parte de la banda de Tony Scott. El guitarrista Mundell Lowe, contribuyó notablemente a relanzar su carrera cuando lo contrató para su grupo tras haberlo escuchado en New Orleáns, donde Evans había cursado estudios superiores de música. En muy poco tiempo se produjeron asociaciones musicales mucho mas significativas como atestiguan sus discos con Charles Mingus en 1957 (East Coasting), con Art Farmer en 1958 (Modern Art), con Lee Konitz en 1959 (Lee Konitz meet Jimmy Giuffre) o con Oliver Nelson en 1960 en el espléndido disco (The Blues and The Abstrach Truth).
En 1958 ya había recibido el premio al «pianista revelación» de la revista Down Beat que venía a confirmar esa espléndida carrera. Pero de todas sus colaboraciones como sideman, dos sobresalen de manera muy especial por encima de las demás. La primera fue con el arreglista George Russell, junto a otros músicos renovadores como Art Farmer en la trompeta y Hal Mckusick al saxo alto. «Concerto for Billy The Kid» incluido en «Jazz Workshop» de RCA en 1956 ofrece uno de sus primeros solos importantes, de tanta perfección constructiva que Russell se inspiró en él para crear la no menos llamativa «All about Rosie» el año siguiente.
Su paso por el sexteto de Miles Davis, es igualmente decisivo. Al escucharlo en el grupo de Mingus, Miles quedó tan impresionado que lo contrató a sabiendas del fruto que podía sacar de aquel pianista después de la disolución de su insuperable quinteto de mediados de los cincuenta. Así nació en marzo de 1959 el extraordinario álbum «Kind of Blue» un disco que se ha convertido sin ningún genero de duda en uno de los clásicos de todas la historia del jazz. Pero Evans, se despidió amistosamente de Miles Davis y prosiguió su camino en solitario. En 1959 grabó por primera vez a su nombre bajo el premonitorio titulo de «New Jazz Conceptions», un álbum que dejaba ver lo que vendría después pero que solo vendió ochocientas copias. Su segundo álbum, el también extraordinario «Everybody Digs Bill Evans» si obtuvo el favor del publico, pero su legado para la posteridad jazzística no llegó hasta que no formó la colaboración musical con el batería Paul Motian y el contrabajista, Scott LaFaro. En poco menos de dos años (diciembre de 1959-junio de 1961) esta alianza interpares revolucionó el concepto de trío de piano, al proponer el abandono del viejo esquema de acompañantes frente al solista principal y sustituirlo por un dialogo a tres con voces perfectamente complementarias.
Con ese trío grabó cuatro discos de una calidad extraordinaria, siendo el mas logrado el famosísimo «Waltz for Debby» (Riverside 1961) grabado en en el Village Vanguard de New York. Con la desaparición física de LaFaro, Bill Evans, sufrió un duro golpe y comprobó que reemplazarlo era imposible a pesar de que consiguió junto a Chuck Israels y el batería Larry Bunker, algunos registros de calidad. Entres sus grabaciones destaca el encuentro con el cantante Tony Bennett, en la década de los setenta que depararon dos obras mayores en la historia del jazz vocal y entres sus discos a piano solo, hay que citar ineludiblemente el celebérrimo «Conversations With Myself» y su continuación de 1967; el titulado «Alone» que obtuvo un premio Grammy y el «Alone (Again)». Cuando Bill Evans, murió el 15 de septiembre de 1980, de una insuficiencia hepática a consecuencia de su adicción a las drogas, tenía cincuenta y un años y llevaba mas de veinte entre la elite de su instrumento. El «poeta del piano» como lo definió el escritor, Gene Less, mantuvo incólume su estilo lírico y su sensibilidad hasta sus últimos días.