En un país como el nuestro tan dado, entre otras cosas, a las largas conversaciones, a las tertulias, y a las buenas y duraderas sobremesas, no podíamos dejar de lado a los destilados.
Una bebida que con tanta frecuencia acompañan esas entretenidas reuniones. O sencillamente, cuando en esos momentos de soledad voluntaria, o mejor dicho, de esa necesaria privacidad que a lo largo del día, o del fin de semana, uno busca acompañado con una buena copa de brandy, de un espirituoso aguardiente o de un agradable licor.
Escuchar nuestra música preferida, para abandonarnos entre los renglones enigmáticos o poéticos de la pródiga literatura española, o simplemente dejando pasar el tiempo – como bien decía Gerolamo Cardano «Tempus posseion mea» ( el tiempo es mi posesión).
No, no podíamos pasar por alto el dedicarle un apartado a los destilados y especialmente a los de nuestro País. Porque en ellos podemos encontrar el alma del vino; el duende de la destilación; o la dulce chispa de la maceración. Como en este colorista cuadro de Mercedes Cobaleda.
BRANDYS : EL ALMA DEL VINO | AGUARDIENTES : EL DUENDE | LICORES : LA DULCE CHISPA |