Las bodegas, los templos del vino, lugares mágicos, sagrados. Si la historia cristiana sobre la creación del Universo fuese cierta, seguro que el lugar escogido por Dios para crear al hombre, hubiese sido una bodega, rodeada de hermosos viñedos.
En las bodegas es donde se produce esa maravillosa metamorfosis, que convertirá el fruto de la vid en ese preciado liquido que llamamos vino, en ellas, en su silencio embriagador, el hombre en perfecta armonía con la naturaleza aplicará sus conocimientos.
Muchos de ellos adquiridos de forma tradicional cedidos de padres a hijos, de generación en generación, y otros, fruto de la observación y el estudio, para que el mosto lentamente, sabiamente, se transforme, vaya convirtiendo sus azucares en alcohol, adquiera su color y sus aromas, en una palabra adquiera sus características y personalidad propia, para que después su propio creador, el hombre, incestuosamente, se impregne del placer de disfrutarlo.
En nuestro País, existen miles de bodegas, no hay ningún rincón de nuestra geografía en la que no se pueda encontrar uno de estos templos donde el mosto de la uva adquiere su mayor virtud como es la de convertirse en vino. Bodegas y lagares que los hay de distintas formas y de distintos estilos constructivos, desde sencillos lagares a impresionantes «catedrales» pasando por sofisticados y modernos edificios
En el paisaje de muchos pueblos y ciudades de la geografía española se pueden observar estas catedrales del vino. Nosotros las hemos agrupado por las distintas Comunidades Autónomas que conforman el actual Estado español.