VINOS

Vino del mes: Noviembre 2022

Para este mes de noviembre, el vino recomendado, quería dedicarlo a la memoria de un gran amigo y compañero, con el que he compartido mucho años juntos y muchas batallas sindicales y políticas, en fin también buenos ratos de esparcimiento. El Astillero de Sevilla fue nuestro primer lugar de encuentro, allí peleamos codo con codo por conseguir mejorar las condiciones de vida y laborales de los trabajadores, desde allí combatimos contra la dictadura franquista, para conquistar la libertad y la democracia. El pasado mes de octubre nos dejo el compañero Ignacio Sánchez López, conocido cariñosamente como el «Indio», que la tierra le sea leve.

Foto: Asamblea aparcamiento de Astilleros. Año 1977. En el centro Ignacio Sánchez López

Nosotros desde este pequeño rincón queremos brindar por él, que por cierto también fue uno de los primeros socios de Apoloybaco, y lo hacemos con un extraordinario y singular vino procedente de Montilla y Moriles.

Tenía ganas de volver a recomendar un vino generoso y en especial de la Denominación de Origen Montilla y Moriles, una zona donde se elaboran unos deliciosos y singulares vinos generosos, tanto por la variedad de la uva, mayoritariamente es la Pedro Ximénez, como por su elaboración, suelen ser vinos que no necesitan ser encabezados para alcanzar su graduación alcohólica.

< Marqués de Poley. Palo Cortado. 1964; procedente de la variedad Pedro Ximénez, es el resultado de la selección personal de Antonio Sánchez, propietario y «Alma Mater» de la bodega, de unas botas de vino fino que tenían un perfil diferente al resto. Pasado un tiempo y una larga crianza, consiguió una gran complejidad aromática. Es uno de los tesoros de la bodega, reconocido con la medalla Platinum en los premios Decanter DWWA con 97 puntos. El Palo Cortado Marqués de Poley Selección 1964 fue criado en un sistema de solera del que quedan 50 botas. Es un vino fortificado muy antiguo producido con uvas Pedro Ximénez, envejecido en barricas de roble americano bien sazonadas.

Los vinos de añada son clasificados a parte, se seleccionan los mejores vinos bases  y se destinan a vinos de añada. En el siglo XVIII la mayoría de los vinos eran de añada. Poco a poco se va imponiendo el sistema dinámico, que convivieron juntos por una temporada, y posteriormente los vinos de añada fueron desapareciendo. Los vinos de añada van a las botas y permanecen en ellas el tiempo necesario para alcanzar la excelencia, en algunos casos decenas de años.

La pérdida por evaporación suele ser de entre un 3 y un 4% anual. Los vinos con largas crianzas perderán una gran parte del volumen inicial (un ejemplo; un vino con 30 años habrá perdido la mitad de su volumen inicial). La evaporación es principalmente de agua, concentrando todos los demás componentes; azúcares, polifenoles, etc. Cada barrica evoluciona de forma diferente y el vino de cada una es distinto. Los Palos Cortados de añadas suelen ser de ediciones muy limitadas.

Marqués de Poley. Palo Cortado. 1964; Ámbar con bonitos reflejos cobrizos y verdosos. Intensamente aromático, noble y elegante. Con aromas de tabaco, maderas, especias y nota mineral. Aparecen los frutos secos, piel de cítricos y bollería fina. Entrada seca y voluminosa que recuerda el tiempo en las botas de madera vieja. Aterciopelado, intenso y elegante. Con una graduación alcohólica de 22%, es un vino que armoniza con muchas propuestas gastronómicas, desde conchas de frutos secos a pescados y carnes muy elaborados. Y por supuesto solo o con una buena compañía.

Bodega Toro Albalá; es una bodega familiar con una historia centenaria, sus inicios se remontan al 1844. Donde el paso de los años y el saber hacer han tenido la última palabra. Tiempo, silencio, vinos de añada que expresan la esencia de cada vendimia cuidados como si fueran joyas artesanales únicas. Hoy en día, Antonio Sánchez está al frente de la bodega, reconocida con los mejores premios internacionales y considerada una de las 100 Bodegas de Oro españolas.

En 1922, tras varias generaciones, José María Toro Albalá adquirió y restauró la antigua central eléctrica del pueblo con la idea de trasladar la bodega y guardar vinos para que envejecieran durante años y se convirtieran en verdaderas joyas enológicas. Se constituía así Bodegas Toro Albalá, y se iniciaba una verdadera hazaña en aquella época y toda una filosofía que hemos conservado a lo largo del tiempo.
Con el cambio generacional en los años sesenta, Antonio Sánchez dio un importante impulso a la bodega en búsqueda de la diferenciación y de expresar una personalidad propia, apostando por el sistema de añadas y consiguiendo vinos inconfundibles. Hoy, Bodegas Toro Albalá está considerada una de las 100 Bodegas de Oro españolas y se encuentra en las mejores mesas de todo el mundo.