Para este mes tan otoñal como es noviembre, nos vamos a sumergir entre las botas de vino de la Denominación de Origen Montilla – Moriles, para recomendaros una de las joyas enológicas que se guardan en estas bodegas cordobesas. Y lo vamos hacer de la mano de un equipo experto y especializado en vinos andaluces y singularmente en sus vinos generosos: Equipo Navazos.
Yo soy de la opinión de que el vino es una bebida atemporal, es decir que se puede beber en cualquier época del año, pero también es cierto que hay tipologías de vinos que resultan mas agradables en determinados meses del año. Como es el caso de los generosos, que encuentran en las estaciones otoñales e invernales su mejor momento.
Los vinos generosos, son un auténtico deleite para los sentidos. Y es muy posible que el núcleo accumbens, que es considerado uno de los centros cerebrales del placer por excelencia, se reactive ante la presencia de estos líquidos báquicos como son los vinos generosos. Unos vinos que por otra parte hunden sus raíces al final del siglo XVIII y principios del XIX, cuando nace el sistema de criaderas y soleras en Andalucía. Así, después de mas de dos siglos han alcanzado las mas altas cumbres de la enología mundial. Pues uno de esos vinos, en este caso el oloroso, es el que os recomendamos para este mes de noviembre.
La Bota de Oloroso 116; Las botas de las que ha salido este gran oloroso provienen de la Solera Diógenes ubicada en tercera en la Bodega El Puente de Pérez Barquero. Es una de las sacas realizadas en octubre de 2022 por el Equipo Navazos de está bodega montillana. Este vino esta elaborado con mostos de segunda prensa conocidos en Montilla como «vinos de color» bajo la batuta de Juan Márquez Todas las botas seleccionadas pertenecen a la solera propiamente. Este factor, unido al tiempo transcurrido y al hecho de que las sacas de estas botas sean siempre muy limitadas, hace que estemos de nuevo ante un vino con una vejez superiora una media de 35 años.
Oloroso, creo que es el único vino del Mundo, que debe su nombre a una de las fases organoléptica de las catas de vinos, la fase olfativa. Que nombre tan gráfico y a la vez tan envolvente. Desde el primer momento ya te indica que tipo de vino te vas a llevar a la boca, aunque conforme te lo vas acercando a la misma que a su vez esta tan cerca de la nariz, puedes dudar si es un vino o un perfume.
La Real Academía Española (RAE), define Oloroso como un adjetivo que significa «que exhala de sí fragancia». Algunos de sus sinonimos son aromático, perfumado. Por ello podemos decir que fue un total acierto al que se le ocurrió ponerle Oloroso a este vino.
La Bota de Oloroso 116; Elaborado con la variedad Pedro Ximenez. La oxidación a la que es sometida el vino, le va a otorgar un color intenso, del ámbar a caoba, con toques anaranjados en lo que es el menisco de la copa. Como su propio nombre indica, es un vino muy generoso en aromas, encontraremos aromas a frutos secos (avellana, nuez), a vainillina, procedente de la madera, toques de especias, toques como el cuero, salobres. En boca, la falta del consumo de alcohol hace que los niveles de glicerina (que es un alcohol secundario) de untuosidad, que se pueden identificar como una falsa dulcedumbre en el oloroso seco. Su sabor es cálido y redondo, sabroso muy estructurado. Tienen larga permanencia en boca y complejos aromas retronasales. Resaltan notas de madera noble que propician un final secante muy elegante. La temperatura ideal de servicio del Oloroso es de entre 12º y 14º C.
Equipo Navazos; Su historia va de la mano de la pasión compartida por un amplio grupo de grandes amantes y conocedores de los generosos andaluces. Conscientes de los tesoros que reposan escondidos en los cascos de bodega de Jerez, Sanlúcar y El Puerto, y también de Montilla y su entorno, nos propusimos recuperar algunas de esas joyas. A finales de 2005, EQUIPO NAVAZOS comenzó a seleccionar algunas de esas botas de vino en atención a su especial complejidad y finura y a embotellarlas en series muy limitadas, mayormente para disfrute y satisfacción propios y de nuestros amigos. Al principio, la distribución tenía carácter casi privado entre un grupo de apasionados de estos vinos asombrosos de España, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos, en su mayor parte gente del vino: enólogos, escritores, distribuidores, sumilleres y aficionados con profundos conocimientos.
Todo comenzó en diciembre de 2005, a propósito de la visita a una pequeña y antigua bodega sanluqueña, cuando “descubrieron” varias docenas de botas de un amontillado natural viejo y finísimo que llevaba veinte años prácticamente parado, sin comercializar. Seleccionamos y adquirimos el equivalente al contenido de una bota bodeguera y lo embotellamos privadamente bajo una marca que evoca el conocido relato de Edgar A. Poe: La Bota de Amontillado NAVAZOS. Estas poco más de 600 botellas fueron el inicio de las actividades de selección y producción de vinos por parte del Equipo Navazos. Después, vinieron otras dos selecciones realizadas a lo largo de 2006 con carácter exclusivamente privado para el mismo grupo de aficionados y profesionales del vino. Los resultados fueron entusiasmando a los “socios” de la iniciativa, lo que alentó su continuación, ya con una parte de la producción puesta directamente en el mercado a través de varios influyentes distribuidores nacionales e internacionales que, por otra parte, formaban parte del equipo desde los inicios.
A partir del verano de 2007, como consecuencia de la entusiasta insistencia de algunos amigos que a la vez son destacados comerciantes de vinos, tanto en España como en otros países, una pequeña cantidad de botellas de cada una de las sucesivas ediciones comenzó a estar a la venta para el público en general: La Bota de Amontillado “Navazos”, La Bota de Fino “Macharnudo Alto”, La Bota de Palo Cortado “Bota Punta”, La Bota de Manzanilla, etcétera.