El comercio del vino es tan antiguo como el propio vino. No podía ser de otra manera, un producto tan exquisito, un alimento tan apetecible, un néctar de los dioses, no podía estar condenado al ostracismo, tenía que ser moneda de cambio habitual en todas las transacciones del hombre. Con él recorrió valles y montañas, ríos y mares, campos y ciudades. Y a todos los sitios que llegaba se convertía en producto autóctono. Un pequeño ejemplo de este comercio del vino lo podemos ver reflejado en este friso de unos de los templos- por lo menos para mí- más bellos del mundo «El Partenón». Comerciar con vino es una bonita profesión, trabajar en estos rincones báquicos, debe ser un auténtico placer. Muchas de las actuales tiendas de vinos que salpican la geografía española son herederas de la «tabernae vinariae» romana, lugares donde catar los vinos, vender y comprar y hablar de los vinos con sus propietarios o con los feligreses que acudan al lugar. Afortunadamente en casi todas las provincias que conforman el territorio español existen estos rincones báquicos, tiendas de vinos, donde no sólo se compra el producto que se ofrece, sino que también puede uno adquirir mayor conocimiento sobre el dilatado mundo de los vinos. Pues suelen estar atendidas por buenos profesionales conocedores y amantes de la delicada mercancía con la que trabajan. Aquí os ofrecemos una extensa relación de estas Tiendas de Vinos.