VINOS

Vino del mes: Febrero 2023

Este mes de febrero, será un mes un tanto especial desde el punto de vista de la astronomía´ Según los expertos en esta materia, esta previsto que nos visite un cometa, que no lo hacia desde hace 50.000 años, entonces la humanidad nos encontrábamos en el Paleolítico Superior y convivían dos especies de homínidos: los Neandertales y el Homo Sapiens, el cometa C/2022 E3 (ZTF). que será visible desde la Tierra. Quienes se encuentren en el hemisferio Norte tendrán más posibilidades de verlo. Solo habrá que mirar hacia el noroeste, especialmente antes del amanecer. El día uno de febrero alcanzará la mayor aproximación a la Tierra, situándose a una distancia de unos 42 millones de kilómetros. Será en las semanas próximas a ese máximo acercamiento cuando podrá ser visible a simple vista, aunque se recomienda el uso de prismáticos.

Asteroides, cometas y meteoritos son escombros interplanetarios, restos rocosos resultantes de la formación del Sistema Solar. Los cometas, comparados con enormes bolas de nieve, están compuestos de roca, hielo, polvo, CO2 y otros gases. Suelen originarse en el cinturón de Kuiper, en el Sistema Solar exterior, y a medida que viajan hacia el Sol empiezan a deshacerse. Cuando el Sol evapora el hielo, deja a su paso un halo de polvo y gas alrededor del núcleo denominado coma, que, al moverse, origina una cola que puede llegar a tener una longitud de millones de kilómetros.

Nosotros, también, para este mes de febrero queremos recomendar un vino especial, un vino único, un vino excepcional, un vino de crianza biológica, una Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). La manzanilla es sin duda una de las perlas vinícolas más importantes de España y, posiblemente del mundo. Y Sanlúcar su «nicho ecológico», es decir el nombre de manzanilla sólo lo pueden llevar los vinos de crianza biológica elaborados en este singular y bello pueblo portuario situado en la desembocadura del río Guadalquivir. La crianza biológica es el elemento principal que caracteriza a las manzanillas. Durante el proceso de fermentación, aparecen unos seres vivos que poco a poco van colonizando la superficie del vino hasta cubrirla por completo. Es lo que se conoce como “velo de flor”. Se trata de un manto blanco de levaduras que se alimentan principalmente del alcohol y la glicerina del vino, interactuando con él durante su envejecimiento y aportándole unas características especiales. Este manto de levaduras protege a las Manzanillas del contacto con el oxígeno del aire, por lo que conserva ese color entre amarillo pálido y dorado que las caracteriza.

Manzanilla Almacenista Callejuela 2016 es la más sutil y elegante de las creaciones que conforman la colección Soleras de Almacenista de los hermanos Blanco, responsables de la Bodega Callejuela. Se elabora a partir de uvas seleccionadas y maduradas de Palomino Fino. El suelo es un tipo de albariza, llamado Barajuela (suelo fósil y poroso). Poseen viñedos en 3 pagos (Callejuela en Sanlúcar, Añina, entre Sanlúcar y Jerez, y Macharnudo cerca de Jerez) haciendo un vino de cada tipo de viña. Luego se envejecieron de forma estática en Sanlúcar, y sin el refrigerio regular proporcionado por una solera, los vinos se desarrollan más rápidamente, por lo que para conservar su carácter biológico deben ser embotellados temprano.

Este vino generoso se ha mantenido durante cuatro años realizando una crianza estática, es decir – fuera del sistema dinámico de soleras y criaderas – en botas viejas de roble, bajo velo de flor, hasta completar un desarrollo y evolución únicos que lo clasifican como Una Palma. Cada bota y cada pago se ha desarrollado y evolucionado de distinta forma, dando vinos particulares y únicos. Sabroso, fino y distinguido.

La manzanilla ha contado a lo largo de su historia con grandes impulsores extranjeros como vino específico de Sanlúcar de Barrameda a mediados del s. XIX. Los más importantes de entre ellos (Ford, Davillier, Latour), ‘Es un vino de color pálido de paja y muy sano; da fuerza al estómago sin irritar ni emborrachar, ‘ (Richard Ford, ‘Cosas de España’). O la genial descripción que el Barón de Davillier hace en su ‘Viaje por España’: ‘El gran negocio de Sanlúcar de Barrameda es el comercio de vinos, principalmente de los de manzanilla, Por otro lado Antoine de Latour, que visitara a los Duques de Montpensier en su finca sanluqueña de Torre Breva en 1857, también la halaga refiriéndose a la tradicional ‘caña’ como vaso específico para su ingesta: ‘no puede ser un vino vulgar aquél que pide su vaso aparte’. Igualmente se deshicieron en elogios hacía la manzanilla los míticos Alejandro Dumas o Prosper Merimée. .

De nariz compacta pero bastante aromática, con notas moderadas de paja fresca y agradables minerales (grava húmeda, tiza, toques metálicos). También con toques dulces de almendras, manzanas maduras, mantequilla y aceitunas. Notas oxidativas muy ligeras. En general, una elegante mezcla de mineralidad y trazas de frutas dulces. Toque de frutas agridulces, jugosas, con una clara huella amarga de la flor en todas partes. Salmuera de oliva y cáscara de limón.

Tres generaciones de mayetos marcan el origen y destino de Callejuela. En 1980, Francisco Blanco Martínez, padre de los actuales gerentes, comenzaba con su pequeña bodega tras más de 20 años de jornalero en distintos campos de viña. Situada en el centro del Barrio Alto sanluqueño, en la calle Caño Dorado, destinaba casi la totalidad de su producción a la venta de vino a otras bodegas. Como buen creador y previsor, desde el primer día comenzó a crear los orígenes de la actual Callejuela. En la década de los 80 son varias las viñas que adquiere; 5 hectáreas en el Hornillo, otras tantas en Macharnudo, la Añina en la finca Las Mercedes de Jerez o la Casilla entre otras. Más de 28 hectáreas entre Sanlúcar, Jerez y El Puerto.

La tercera generación de los Blanquitos toman las riendas de las viñas y bodegas en 1998 creando entonces la marca Callejuela. Muchos son los pasos que estos mayetos toman enfrentándose a cambios en el Marco y el mercado pero manteniendo siempre su esencia, el trabajo en la viña. En 2005 embotellan las primera botellas de Manzanilla, hasta la fecha todo era a granel. Y 2015 es un año importante al renovar su imagen y lanzar por primera vez una pequeña colección de vinos nunca antes mostrados. Quinario, El Cerro, Blanquito o La Casilla, sus vinos viejos, acompañan a la gama Callejuela.

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