Todo apunta a que el vino fué un producto introducido en la Península Ibérica por los fenicios alrededor del siglo VIII a.c. y que la zona de penetración fue Andalucía. Así pues, primero fuimos consumidores de vino. Un vino que llegó del Mediterráneo Oriental, un vino que en un principio tenía un consumo minoritario, principalmente por las elites de la sociedad ibérica. Ya que este primer vino era objeto fundamentalmente de intercambios o de regalo entre los comerciantes y esas elites.
La vitis vinifera subsp. vinifera, debió introducirse en la Península Ibérica a raíz de la colonización fenicia (los fenicios “los rojos” como los llamaban los griegos debido a las telas teñidas de púrpura que fabricaban). La más antigua que llega a nuestras costas fueron los habitantes de Tiro, gentes con gran tradición en su cultivo y comercialización.
Pero sin duda, la cerámica que mejor atestigua la llegada del vino, son las ánforas arcaicas de tipología fenicia que pronto comenzaron a fabricarse en la península y que son conocidas como R.1, así mismo la presencia de estas ánforas sugiere la existencia de una producción agrícola local susceptible de ser comercializada. El contenido de esos recipientes debía de ser tanto aceite, como vino y salazones.
La localización de vestigios materiales del cultivo de la vid, para la época que estamos manejando, es una tarea de una gran dificultad, por su corta permanencia en el tiempo, al ser un material perecedero. Hasta el momento solo conocemos la investigación realizada por Juan Carlos Vera Rodríguez y Alejandra Echevarría Sánchez de la Universidad de Huelva presentado en su trabajo: “Sistemas agrícolas del I milenio a.c. en el yacimiento de la Orden – Seminario de Huelva. Viticultura protohistórica a partir del análisis arqueológico de las huellas del cultivo”.
Las viñas documentadas forman campos o parcelas de cultivo definidos a partir de la asociación espacial de tipologías de plantación homogéneas, uno de cuyo atributos compartidos es el de disponerse formando alineaciones longitudinales (liños) a base de zanjas o de fosas distribuidas en paralelo y con rangos de separación estandarizados.
Y es cierto que en Andalucía se siguen elaborando muy buenos vinos, tanto en las comarcas mas conocidas y tradicionales, como Jerez, Montilla, Málaga, como en zonas que en estos ultimos años se están rescatando del olvido secular de su tradición vitivinícola como las alpujarras granadinas y almerienses, la sierra de Málaga, la Sierra Norte de Sevilla, o la sierra de Aracena en Huelva, comarcas de un gran valor ecológico, con suelos y climas muy propicios para el cultivo de la vid, actividad está, que hunde sus raices en tiempos muy lejanos. Así el vino que os recomendamos para este mes de marzo procede de un pueblo onubense; Almonaster la Real.
Dominio del Verso. 2018; Dominio del Verso tiene muchas cosas que lo hacen único: Un terruño especial, buenas plantas, muy poca producción, regulándose cada dos años, despalillado grano a grano, poca intervención de la mano del hombre en todo su proceso de elaboración, buenas barricas y mucha, mucha paciencia, catorce años lo atestiguan hasta llegar a este vino. Con una crianza de 18 meses en barricas de roble francés de tostado medio alto. 40% nuevas y restos de un año con dos usos. Llega a nosotros, con 9 meses en botella antes de su salida al mercado. es un vino tinto elaborado por Bodegas Cerro San Cristobal (Huelva). Se elabora con uvas de las variedades Garnacha Tintorera, Tempranillo y Syrah procedentes de viñas situadas en Almonaster la Real propiedad de la bodega.
De un bonito color picota con ribete rubí, en nariz al inicio muestra aromas de reducción que se van disipando en el momento en el que empieza a oxigenarse para dar paso a una original amalgama de fruta negra, especias, regaliz y, en segundo plano, maderas nobles. Y si su nariz es personal, su boca lo es aún más; personal y atractiva. Es un vino complejo, ancho y elegante, muy fino, con un toque terroso, con muy buena acidez y unos taninos levemente marcados, suaves, pero aún con un poco de astringencia. Es un vinazo que puedes beber ya, como nosotros, pero que en un par de años o tres promete estar sencillamente delicioso.
Expresando una nariz con cierto exotismo, diferente a todo lo que conocemos. Mucha fruta roja y dejes florales Se elabora con uvas de las variedades Garnacha Tintorera, Tempranillo y Syrah procedentes de viñas situadas en Almonaster la Real (Huelva) propiedad de la bodega Cerro San Cristobal, con una atractiva cremosidad de fondo con taninos finos y sabrosos. Delicado a la par que rotundo en el paladar. Dominio del Verso 2018, es un extraordinario vino , elaborado con mucho cariño y con la experiencia que dan los años dedicados al mundo de los vinos, como es el caso de nuestro amigo José Luis Becerra. Un vino que puedes adquirir en su enoteca, bien personalmente o bien por internet: Tierra Nuestra, situada en el popular barrio de Triana en Sevilla.
Hablar de Bodega y Viñedos Cerro San Cristóbal es hablar de Almonaster La Real, uno de los 10 pueblos más bonitos de España, y si algo le faltaba a este bello paraje de encinas, alcornoques, olivos y castaños era la viña; gracias a este proyecto se ha hecho el milagro de la viña.
José Luis Becerra, José Antonio Moral y Juan Leopoldo Rodríguez, tres amigos vinculados al mundo del vino, su sueño de crear un vino juntos arranca en el 2000. Allí comienza la búsqueda de un paraje en el que montar una bodega. Seis años más tarde, los tres participaran en la elaboración de un vino de viñas jóvenes de una ladera del Cerro de San Cristóbal, una zona no adscrita a ninguna denominación de origen pero ubicada en un enclave único: el Parque Natural de Aracena y Picos de Aroche. Y allí, en Almonaster la Real, en Huelva, encontraron ese terruño único que permitiera materializar su sueño, unas parcelas de altura con suelos pobres de arena y piedra y con una gran diversidad biológica que les permitiría hacer unos vinos originales, reflejo del terruño y de la añada.
Todo lo resumimos con su declaración de intenciones: “Conseguir los mejores vinos de Huelva. Apartándonos de los cánones más tradicionales de la zona, nuestra localización, convirtiéndonos en la única bodega que elabora vino en este entorno, por nuestra forma de trabajar la viña y nuestro concepto de elaborar vino.”